domingo, enero 27, 2013

diferidos, una columna



Acá cuelgo mi columna del mes pasado, de la sección Buscapié de El Nuevo Día, 26 de diciembre del 2012. El link original pueden accederlo cliqueando aquí.

Diferidos

El cuchicheo de adolescentes de duodécimo grado cederá al silencio. DACA, dirá la abogada, Deferred Action for Childhood Arrivals, y ofrecerá detalles antes de abrir la sesión a preguntas. 

Nadie hablará por un momento. Entonces, una mano: ¿cualifico si mis papás me obligaron a volver a México hace dos años, a pesar de que nunca había estado desde que tenía uno? La respuesta en negativa. Otra mano: ¿quién me garantiza que no me echarán del país una vez tengan mi información? Siempre existirá ese riesgo, dirá la licenciada. 

Acto seguido, un mar de brazos apuntando al techo de halógeno, el diluvio de preguntas. No me esperaba esa reacción: esa conciencia propia de los límites legales de su cotidianidad, ese abrazo a la oportunidad de ventilar hasta las más mínimas dudas, de explorar hasta dónde podían empujar.

DACA se trata de aplazar, dirá la licenciada, no de solucionar. Aclarará que es una orden presidencial, no una ley. Es cuestión de ganar tiempo, de posponer esa amenaza que siempre está ya en el horizonte. No hay que aclarar cuál es la acción a ser diferida. Todos ellos la saben. 

Seguirán la frustración y los testimonios. Algunos dirán que han recibido ya el permiso, y aplausos. Otros denunciarán allí a la madre que le reveló su estatus, a los 17. Ventilarán la frustración ante la posibilidad de ser enviados a México, un país que, dirá una adolescente en un inglés que rehúye los acentos, le da miedo. La moderadora le dirá que la entiende, pero que, para propósitos burocráticos, ella será siempre mexicana. 

Insistirá en ello. Todo se tratará siempre de burocracia, no de lo que es y no es “en realidad”. Propósitos burocráticos que sondean los límites de las particiones del mundo. En la discusión, los estudiantes nombrarán leyes, políticos específicos, promesas de campaña, pero dejaré de escuchar cuando una adolescente, que no habla inglés, o que decidirá no hablar inglés allí, pregunte: ¿diferir hasta cuándo? ¿cuándo es que van a aprender a lidiar con esto, con nosotros?

La licenciada tirará de sus hombros. Mencionará propuestas legales, promesas de políticos, rumores de Washington: propósitos burocráticos.