0.
Espero el timbre del recreo hace doce años, dice Rubén.
1.
Mi amigo Rubén es bueno con las líneas.
A veces, no se lo digo, pero siento que todo lo que escribe funciona de epígrafe para un texto futuro mío—ese que escribo, esos que apunto en una nota y guardo en un cartapacio que dice, ideas pa’ después.
2.
A veces, no se lo digo, pero durante las clases simulo que estoy tomando notas en la laptop y entro a Facebook, para leer su último estatus, y me digo, mi amigo Rubén es bueno con las líneas.
3.
Desde algunos meses atrás, acumula en su blog poemas que están compuestos por largos inventarios de aforismos. Un cincuenta y ocho por ciento de ellos me llega, se me cuela en la frente y me digo, esto es un epígrafe.
4.
A veces, como sucedió hoy, entré a su espacio y me dije, mi amigo Rubén conoce la añoranza—entiéndase que no me lo dije así, que el pensamiento se hace menos obtuso cuando se escribe. Leyendo las líneas, de una a una, saqué algunas que se acoplan bien al día de hoy, al clima de hoy, a la promesa de lluvia de los pronósticos, luego de un fin de semana en el que la primavera prometió.
5.
Rubén dice, por ejemplo, Extraño el vocabulario nuestro, todas las palabras que por accidente inventamos. Y, la pregunta inevitable, ¿En cuántos universos paralelos habrás dejado de quererme?. Luego, la imagen: La cama, después de ti, fue un aeropuerto. La frustración: Espero por horas, entonces cuando prendo el cigarrillo llega el autobús. Y, el bálsamo: Me consuela la posibilidad de otros universos, de espacios paralelos a este, esa variedad inconfirmable, esa alternativa en plural, la que hace de fui fuimos.
Espero el timbre del recreo hace doce años, dice Rubén.
1.
Mi amigo Rubén es bueno con las líneas.
A veces, no se lo digo, pero siento que todo lo que escribe funciona de epígrafe para un texto futuro mío—ese que escribo, esos que apunto en una nota y guardo en un cartapacio que dice, ideas pa’ después.
2.
A veces, no se lo digo, pero durante las clases simulo que estoy tomando notas en la laptop y entro a Facebook, para leer su último estatus, y me digo, mi amigo Rubén es bueno con las líneas.
3.
Desde algunos meses atrás, acumula en su blog poemas que están compuestos por largos inventarios de aforismos. Un cincuenta y ocho por ciento de ellos me llega, se me cuela en la frente y me digo, esto es un epígrafe.
4.
A veces, como sucedió hoy, entré a su espacio y me dije, mi amigo Rubén conoce la añoranza—entiéndase que no me lo dije así, que el pensamiento se hace menos obtuso cuando se escribe. Leyendo las líneas, de una a una, saqué algunas que se acoplan bien al día de hoy, al clima de hoy, a la promesa de lluvia de los pronósticos, luego de un fin de semana en el que la primavera prometió.
5.
Rubén dice, por ejemplo, Extraño el vocabulario nuestro, todas las palabras que por accidente inventamos. Y, la pregunta inevitable, ¿En cuántos universos paralelos habrás dejado de quererme?. Luego, la imagen: La cama, después de ti, fue un aeropuerto. La frustración: Espero por horas, entonces cuando prendo el cigarrillo llega el autobús. Y, el bálsamo: Me consuela la posibilidad de otros universos, de espacios paralelos a este, esa variedad inconfirmable, esa alternativa en plural, la que hace de fui fuimos.
2 comentarios:
estoy muy, demasiado de acuerdo contigo sergio méndez. a rubén hay que darle una pela, pq esas cosas no se hacen, me gustó como los destacaste.
Aunque aveces no se lo digas, ¿le puedes decir que a mi tambien me gusta? te encontré hace unos años por él, por las mariposas y por tu nombre y la coincidencia con el tocayo... ☻
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