Ya es demasiado tarde, me dice el viejo poeta utuadeño, aunque quizás mi retentiva haya desfigurado sus palabras un poco, para irme de este pueblo, para salir, e irme a vivir a otro país. Para ti, no. Tú eres joven, lo puedes hacer. Acoplarte. Yo, por el otro lado, soy un aldeano. Tengo mentalidad de aldeano. Estoy acostumbrado a ser un aldeano. Y seré, por lo que me queda de vida, un aldeano.
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