jueves, octubre 18, 2012

"hispanic", una columna

Acá cuelgo mi columna del mes pasado de la sección Buscapié de El Nuevo Día, 25 de septiembre del 2012. El link original lo pueden encontrar acá.


El caso es que todos lo quieren, esa cosa ambivalente a la que acá le llaman el “hispanic vote”. Es tan deseable que hacen lo que sea posible para obtenerla, ponen a hablar a quien sea, se anuncian donde sea y van a la estación que sea. Garantizarlo, estar seguro que voten de equis o ye manera, es un tipo de santo grial, un shot de placer y victoria directito al glande electoral.

El mes pasado, en las convenciones nacionales, los dos partidos trajeron a sus muñequitos y los peinaron y los maquillaron y los pusieron en la tarima y les dijeron que dijeran cualquier cosa. Cualquier cosa excepto aquello que se distanciara de lo que se espera que muñequitos de esa cultura digan. Orgullos patrios, nuestro gobernadorcito republicano y nuestra primera damita rubia sonaron idénticos al alcaldecito demócrata de San Antonio (claro, con una que otra divergencia). Idénticos a pesar de que los primeros son el contrario de lo que el votante americano promedio imagina cuando dice “hispanic vote”, y que el segundo tiene un largo historial familiar de militancia chicana en el país. Los guionistas quitaron cualquier mancha esclarecedora que amenazase con que se cruzara la rayita en tiza que separa el ‘diversity’ del ‘difference’. No sólo tocó a los hispanics, of course; pues todas las minorías allí estaban obligatoriamente atadas al “minority-speak”. Esa habla espectacular en la que todo suena a narrativa genérica de inmigración y superación. No importa ni un chililín si lo que sale de entre esos jugosos labios parpadeantes sea la mera verdad o no; esto se trata de “authenticity”, y por ello damos un millón de amigos y sus mamitas.

El partido del elefantito rojo le tiene tantas y tantas ganas que está dispuesto a obligar al amor carnal a hacerse platónico. Están dispuestos a reprimirse, por el bien común. Por ello comienzan a establecer políticas electorales de identificación dignas del más estricto aeropuerto. Políticas que según informes recientes le dificultarán el voto a 10 millones de ciudadanos hispanos. Mientras, pronuncian lo que haya que pronunciar y sonríen junto a quien haya que sonreír y se toman fotos junto a quien diga lo que ellos quieren que diga. Whatever it takes.

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