martes, octubre 25, 2016

las sobras, una columna


Vivo en un pequeñísimo poblado universitario perdido en la ruralía estadounidense. Es un pueblo históricamente progre, racialmente más diverso que el promedio de las áreas no metropolitanas del estado, oficialmente integrado desde sus inicios y orgulloso de su legado abolicionista. Tiene escuelas públicas decentes, impuestos altísimos, una amplia oferta cultural y una economía relativamente saludable que gira en torno a la universidad y a un centro de la Administración Federal de Aviación. Es decir, en el actual panorama electoral, no encaja con el espectro de lo rural que ha estado recorriendo el país, y al cual se ha achacado el ascenso de Trump.
No obstante, si rebasas sus fronteras y visitas los aledaños comenzarás a ver los letreritos TRUMP/PENCE clavados frente a decenas de residencias. Más o menos siete de cada diez de estos, según conté el domingo en una encuesta altamente ineficaz, están frente a casas desmejoradas en poblados fantasmas, en los cuales las fachadas de viejas tienditas, al igual que de grandes fábricas, permanecen como recuerdos de una época pasada. Aún para mí, que tengo cero conexión con el lugar, es difícil no detenerme y mirarlo todo con cierta nostalgia, imaginar aquella ruina como cosa viva. Cuando pasé, quedaban dos tiendas activas: una casa de empeño, que decía tener el mejor precio para el oro en el estado, y una gasolinera.
Estas partes figuran como uno de los destinos recurrentes de Trump. De hecho, los motores principales de su candidatura han hecho combustible de esa nostalgia, alimentándose de la indignación, mil prejuicios, un sentimiento de solidaridad proletaria rechazada por izquierdistas bienpensantes, y una rabia honda y milenaria.
Estos poblados son las sobras incómodas de cambios económicos que comenzaron hacia finales de los setentas y despuntaron en las décadas siguientes. Sobras salvajes que ni el imaginario cultural estadounidense actual ni el político pueden incorporar. Sobras indeseables que hoy, que las encuestas comienzan a calmar el pánico “trumpista”, muchos parecen demasiado felices de volver a ignorar.

miércoles, octubre 12, 2016

la tiranía de la contingencia, así le dice roth a la biografía


Sometime you're lucky and sometimes you're not. Any biography is chance, and, beginning at conception, chance - the tyranny of contingency - is everything.--dice Phillip Roth en una de sus últimas novelitas (mongas), Nemesis.

lunes, octubre 10, 2016

tres elementos claves del moralismo curioso de foucault

Te mencionaba anteriormente los tres elementos de mi moral. Estos son (1) la negación a aceptar como evidente las cosas que se nos proponen; (2) la necesidad de analizar y conocer, dado que no podemos llevar a cabo nada sin la reflexión y el entendimiento – de ahí el principio de curiosidad; y (3) el principio de innovación: buscar en nuestras reflexiones aquellas cosas que nunca han sido pensadas o imaginadas. En resumen: negación, curiosidad, innovación--dijo alguna vez Michel Foucault, en una entrevista que traduce la gente de Lobo suelto!

martes, octubre 04, 2016

tendrás idea de que perteneces a una época, pregunta roth

...but history will catch you in the end. Because history is not the background--history is the stage. And you are on the stage! Oh, how sickening is your appalling ignorance of your own times!...What kind of time do you think you belong to, anyway? Can you answer? Do you know? Do you have any idea that you belong to a time at all?--La pregunta viene de un presidente universitario harto conservador y bélico, que le grita a un salón lleno de alumnos universitarios en los años cincuenta quienes recientemente han sufrido de una bellaquera masiva que los hizo asaltar los closets de las estudiantes mujeres y robarse toda la ropa interior. Es plena guerra de Corea y soldados de ambos bandos caen como moscas. La universidad, en ese sentido, sirve como un refugio. Un refugio bastante terrible, pa'l protagnista, pero refugio nonetheless. Aunque la novela como tal me resbaló un poquito, este pedacito se me quedó retumbando, descontextualizado, y, cuando regresé a él, me pareció bastante "timely", como se dice. Ah, y es el Philip Roth en Indignation