Esta columna apareció en El Nuevo Día el 26 de abril del 2017.
Irónicamente, la columna salió publicada al lado de una columna dizque escrita por la directora de la Junta de Control Fiscal. Lo cual prueba que nada en este mundo importa. |
Nueve cosas buenas de la Junta de Control Fiscal
A veces me siento a hacer listas con la intención de encontrarle el lado positivo a cosas que me dan repelillo. A continuación nueve cosas buenas de la Junta de Control Fiscal:
Lo bueno de la Junta de Control Fiscal es que, dícese, no es política, sino un agente moral. Lo que se coge prestado se devuelve.
Lo bueno de la Junta es que, aunque a grandes rasgos está compuesta de la misma jaibería, si le das la vuelta y la pones bocabajo, dice “Made in the USA”.
Lo bueno de la Junta es que, si todo sale bien, ambos partidos podrán decir que supieron tomar decisiones difíciles en momentos difíciles.
Lo bueno de la Junta es que, si todo sale mal, ambos partidos podrán decir que hicieron todo lo posible por suavizar el golpe.
Lo bueno de la Junta es que la gente puede lavarse las manos, decir que lo más que se puede hacer es bregar y pichar pa’ loco.
Lo bueno de la Junta es que sirve de excusa para de una vez acabar con la UPR, y los convenios colectivos, y el salario mínimo, y las pensiones, y las escuelas, y los derechos civiles. Un “plus” es el par de macanazos dados a varios comunistas barbúes y el par de policías encubiertos que juegan a dictadura secuestrando personas y llamándoles arrestos.
Lo bueno de la Junta es que es el momento más sincero de la política puertorriqueña que he vivido. Todo el mundo parece saber que la política es un “show” y que lo que importa son las carteras de los bonistas, y que muchos de estos están en el Capitolio, y que, de una vez, aprovechan para avanzar sus agendas.
Lo bueno de la Junta es que, cuando termine con nosotros, la isla será un “lean, mean fighting machine”. Jardín florido “of magical beauty”.
Lo bueno de la Junta es que, ¿termina con nosotros?
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