NO CONOCES A DOLORES CARDONA, reseña radial de El muro que guarda el rosal.
Para Hoy en las noticias, Crítica de Libros, Radio Universidad de Puerto Rico (7 de abril del 2014)
Dolores Cardona, detective de impecable puntería y sentencia certera. En el libro El muro que guarda el rosal de Francisco Velázquez, la justiciera Lola Cardona se cierne sobre el Puerto Rico de los años cuarentas y cincuentas para intentar resolver el asesinato de un chino-cubano que es hallado sin vida en un hotel, y el de un hombre de sociedad que muere en plena despedida del año 1949. La Cardona, como le llaman en voz baja en los perturbados boys clubs de la época, irrumpe sin pedir permiso, casi siempre armada hasta los dientes y dispuestas a hacer las preguntas adecuadas, que suelen ser las preguntas menos decorosas.
Lola Cardona navega aguas difíciles. El Puerto Rico en el que se desenvuelve es uno en plena transición política, en el que la Policía intenta resolver los crímenes cotidianos sin pisarle el traje a la oligarquía apellidada, en los que el FBI se juega en las operaciones de la época de McCarthy, indeciso si en casería de comunistas chinos, nacionalistas puertorriqueños, o dinero fácil. Son años, también, marcados por la gran migración de puertorriqueños a los Estados Unidos, y por la continua dictadura que ejerce el Manual de Modales de Carreño sobre las mujeres y sus familias.
Pero, Velázquez no ha escrito un libro de historia, sino un movido libro compuesto de tres novelas cortas detectivescas, publicado por la editorial La secta de los perros y disponible en las librerías de Río Piedras.
A través de los relatos, la dura y lujuriosa Dolores Cardona va descubriendo que nada es tan fácil como parece, y que las pistas que va hallando son precisamente las que sus superiores van escondiendo. De modo que Dolores pronto se percata que aclarar los crímenes implica arremeter contra una jerarquía burocrática, política, y legal, harto corrupta. Hacer todo esto, y tener que lidiar con el amor, la macharranería, y el placer, no es poca cosa. Pero Dolores Cardona lo logra.
La novela detectivesca caribeña siempre ha sido un género juguetón. Sus detectives muy pocas veces han podido vestir las chaquetas oscuras que tradicionalmente visten aquellos con la suerte de vivir más al norte. Sin embargo, al igual que el puertorriqueño Wilfredo Mattos Cintrón y el cubano Leonardo Padura, Francisco Velázquez es un maestro del género y en El muro que guarda el rosal ha sabido adaptarlo para que éste ofrezca una mirada crítica y refrescante sobre una época en la que se jugó el futuro legal de la isla desde las calurosas antesalas de lo ilegal.
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Nota aparte: El muro que guarda el rosal está compuesto de las primeras tres novelas protagonizadas por Dolores Cardona. Hay otras dos disponibles en Amazon, que conforman una segunda trilogía aun inconclusa. Una vez salga el último volumen, será compilada en un solo tomo, según me ha informado el autor. Pueden accesar estas, al igual que las otras obras del autor, a través de la página de Amazon de Velázquez.
Para Hoy en las noticias, Crítica de Libros, Radio Universidad de Puerto Rico (7 de abril del 2014)
Dolores Cardona, detective de impecable puntería y sentencia certera. En el libro El muro que guarda el rosal de Francisco Velázquez, la justiciera Lola Cardona se cierne sobre el Puerto Rico de los años cuarentas y cincuentas para intentar resolver el asesinato de un chino-cubano que es hallado sin vida en un hotel, y el de un hombre de sociedad que muere en plena despedida del año 1949. La Cardona, como le llaman en voz baja en los perturbados boys clubs de la época, irrumpe sin pedir permiso, casi siempre armada hasta los dientes y dispuestas a hacer las preguntas adecuadas, que suelen ser las preguntas menos decorosas.
Lola Cardona navega aguas difíciles. El Puerto Rico en el que se desenvuelve es uno en plena transición política, en el que la Policía intenta resolver los crímenes cotidianos sin pisarle el traje a la oligarquía apellidada, en los que el FBI se juega en las operaciones de la época de McCarthy, indeciso si en casería de comunistas chinos, nacionalistas puertorriqueños, o dinero fácil. Son años, también, marcados por la gran migración de puertorriqueños a los Estados Unidos, y por la continua dictadura que ejerce el Manual de Modales de Carreño sobre las mujeres y sus familias.
Pero, Velázquez no ha escrito un libro de historia, sino un movido libro compuesto de tres novelas cortas detectivescas, publicado por la editorial La secta de los perros y disponible en las librerías de Río Piedras.
A través de los relatos, la dura y lujuriosa Dolores Cardona va descubriendo que nada es tan fácil como parece, y que las pistas que va hallando son precisamente las que sus superiores van escondiendo. De modo que Dolores pronto se percata que aclarar los crímenes implica arremeter contra una jerarquía burocrática, política, y legal, harto corrupta. Hacer todo esto, y tener que lidiar con el amor, la macharranería, y el placer, no es poca cosa. Pero Dolores Cardona lo logra.
La novela detectivesca caribeña siempre ha sido un género juguetón. Sus detectives muy pocas veces han podido vestir las chaquetas oscuras que tradicionalmente visten aquellos con la suerte de vivir más al norte. Sin embargo, al igual que el puertorriqueño Wilfredo Mattos Cintrón y el cubano Leonardo Padura, Francisco Velázquez es un maestro del género y en El muro que guarda el rosal ha sabido adaptarlo para que éste ofrezca una mirada crítica y refrescante sobre una época en la que se jugó el futuro legal de la isla desde las calurosas antesalas de lo ilegal.
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Nota aparte: El muro que guarda el rosal está compuesto de las primeras tres novelas protagonizadas por Dolores Cardona. Hay otras dos disponibles en Amazon, que conforman una segunda trilogía aun inconclusa. Una vez salga el último volumen, será compilada en un solo tomo, según me ha informado el autor. Pueden accesar estas, al igual que las otras obras del autor, a través de la página de Amazon de Velázquez.
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