Hoy es el día número 61
después del fin del mundo, reseña
de Restos de lumbre y despedida, de
Xavier Valcárcel.
Hoy en las noticias, Crítica de Libros, Radio
Universidad de Puerto Rico (11/24/2014)
Sergio Gutiérrez Negrón
Restos de lumbre y despedida de Xavier Valcárcel es una de las piezas centrales
para entender la poesía puertorriqueña de la pasada media década. Este libro
del 2012 acompaña a los últimos de Guillermo Rebollo Gil, Mara Pastor, Cindy
Jiménez Vera, Nicole Cecilia Delgado y Rubén Ramos en lo que bien pudiera ser
la línea de fuga más importante de nuestra más reciente historia literaria. Una
línea de fuga ante la cual la poesía se arriesga a desatender aquello que se le
hace más inmediato, por eso de estrechar filiaciones subterráneas que la
hermanan más a lo podríamos llamar simplemente "el pensar". Si entre decenas
de poetas, es la poesía de los cinco antes mencionados que ha llevado a cabo la
reflexión más sostenida sobre la crisis actual, es la de Valcárcel la que,
entre estas, se arriesga más abalanzándose al futuro, aunque sea este un futuro
en el que toda la arquitectura de la modernidad yazca en ruinas.
En este libro,
Valcárcel elabora una imaginería que corta por lo dura, por lo inclemente, como
cuando escribe: "En tiempos como estos / es bueno tener la tierra así/ un
pastizal seco / para el fuego" (46). Hay muchas formas de leer Restos de lumbre y despedida, y en una
de estas, el poemario se abre como un jardín postapocalíptico, como un almacén
en el que encontramos las sobras de lo por venir. En otro poema, escribe
Valcárcel: "visible el brillo quemado de esta altura / el hambre, las
cifras, la deuda / la desolación/ tras el consumo / lo posible tras el mar / la
piedra seca / la frontera."
De muchos modos,
Restos de lumbre y despedida es un poemario sobre la escasez, y
precisamente porque ante la crisis, la política se revela meramente como la
administración de la necesidad y de la falta, se trata de un poemario político.
Sin embargo, podríamos afirmar que no es una política que se rige por principio
alguno; sino una que, en tanto poesía, no puede sino ser salvaje. Vemos así que
aunque Restos de lumbre incluye entre
sus poemas una serie de inventarios, de listados que nos hablan tanto de la
sobresaturación informática del presente como de la necesidad de una apertura
radical, el poeta insiste en explicarnos, en otro poema, que, a pesar de sus
enumeraciones, permanece en espera de la lógica que les dé significado a todas,
una lógica que inevitablemente sólo puede venir de los demás.
Valcárcel nos
explica, en un texto que bien podría servirle de arte poética a la tradición
alterna en que se inserta, que en Restos de Lumbre y despedida la poesía
es también registro, es también documentación. Por eso, podemos cerrar esta
reseña, con un fragmento en el cual el poeta nos dice lo que sabemos pero no
decimos, "Estamos ante las circunstancias que nos dieron. / Estamos ante
las circunstancias que nos dimos: silencio crudo, confusión de puertas /
sujetos en lucha reclamando la ceniza de los sueños".
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