Dice José Borges en El Nuevo Día:
Perdedores en escena
Una mujer inventa su identidad a la menor provocación, deja la vida con su marido y se muda a Filadelfia. Un hombre desea ir a la playa solo, pero se le hace difícil lidiar con que otras personas lo vean allí. Otro hombre recuerda su antigua novia y se imagina cómo habría sido la vida con ella si la chica no hubiese muerto. Estos solo son tres de los protagonistas de Preciosos perdedores, el libro de cuentos del puertorriqueño Sergio Gutiérrez Negrón. En esta colección, nos toparemos con personajes algo misantrópicos, gente que no son normales del todo; son el tipo de personajes recurrentes en la literatura, como Bartleby o Wakefield. Tal vez hasta conozcamos a alguien así o nos reconoceremos en ellos.
Casi todos los cuentos se ambientan en Puerto Rico, específicamente en Caguas o áreas colindantes. Son relatos muy contemporáneos que muestran nuestro entorno tal cual, sin romantizar innecesariamente y tampoco tratarlos con desprecio. El primer cuento, “El welcome”, trata de una adolescente en una fiesta escolar que busca la manera de bailar con el chico que encuentra guapo, pero antes conoce a otro con quien entabla cierta amistad.
“De paso”, “Escena en un fastfood en Caguas” y “Gente que va sola a la playa” son los cuentos mencionados al principio de este escrito. Contienen personajes memorables en situaciones cotidianas, cuyas vidas cambian para siempre, sin ellos darse cuenta del giro que dan sus historias.
“Lo bailado” trabaja con una mujer cuya madre la abandonó, pero años después se la encontrará mientras bailan, actividad que ambas disfrutan como un espacio intocable en sus vidas. En “Los ruidos”, un hombre acostado con su pareja escucha cómo un ladrón entra a la casa a robar. Sin embargo, no interfiere por no despertar a su compañera, que no soporta que la despierten. “La bomba” relata la visita de un joven a una sicóloga. El muchacho le cuenta cómo su abuelo, bajo órdenes de una entidad del gobierno, vigiló una, aparentemente, devastadora bomba toda su vida. Estos últimos dos cuentos mencionados tienen un toque de lo absurdo, algo así como los cuentos de Franz Kafka.
Gutiérrez Negrón emplea una prosa limpia para narrar sus historias de corte minimalista. Todas son situaciones bastante normales regidas por las acciones de sus personajes incapaces de ajustarse a lo que consideraríamos normal. Como comentaba Anton Chejov, el escritor ruso del siglo XIX y maestro de la cuentística moderna, “se conocieron, se casaron y fueron infelices”, solo que estos perdedores preciosossuelen omitir ese segundo paso. Es algo más como: “eran infelices, se conocieron y siguieron infelices”. Se trata de otra muestra más de la versatilidad literaria de Sergio Gutiérrez Negrón. Enhorabuena.
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