viernes, septiembre 30, 2011

catálogo, un cuentito

Que busque como un famélico dentro de los cientos de libros que cataloga diariamente en su catatónico trabajo en el sótano de una biblioteca de doce pisos debe de decir algo. No de él, de su cuerpo flaco, o del silencio con el que se desplaza por las calles. No, debe decir algo de ellos, escondidos detrás de portadas con olor a nuevo, agazapados en sus miles de páginas, tan protegidos y consentidos por una tradición que los declara emancipadores de la realidad y de sus hombres.

O eso espera él. Si no fuera así, insomniaría hasta morir.

jueves, septiembre 29, 2011

actualizar


Desde que salió Palacio, apenas he puesto nada aquí. Aunque, podría decir también, que desde que salió la novela aún no me he detenido a procesar que salió la novela. Así el tirijala de la vida, del negocio académico que no para, que te tiene dando clases a diario, viendo caras nuevas, extrañas, que conoces pero que no conoces. Muchachitos que te saludan, por meses, y luego se vuelven a deshacer en la masa que los parió. Así el tirijala, así de un texto a otro texto, por el día, y, por la noche, darle cabeza al asunto, darle cabeza y darle cabeza y darle cabeza hasta que la mañana te sorprende, todavía a mitad de pensamiento. Viene el momento, días después, que leyendo algún escrito que piensas que nada tiene que ver, te tropiezas con otra pieza del rompecabezas que te mantiene despierto en la noche y te parece tan simple, te parece que era obvio, y piensas que hubieses podido invertir esa noche pensando la próxima pieza, o repensando la anterior: sigue la máquina, la machina de feria patronal, aquél círculo de metal que se llamaba La caja de muertos, en la que te parabas en contra de una plancha gastada, y, tras el calentar de un motor, comenzabas a dar vueltas y vueltas y vueltas, y alguien vomitaba y tú, a pesar de que estabas a punto, te lo aguantabas, porque no serás tú quien se rinda, serán siempre ellos, tú eres perseverancia, tú eres insistencia, oficio, a pesar de que lo que esperas es que ellos se quiten primero, para tirar la toalla en seguida.
Acá abajo, entonces, pongo algunas foticos que se tomaron durante la actividad.

luciana, un cuentito

El tipo como que se despierta en el strip club. No sabe cómo llegó ahí. Alza los ojos y al otro lado de la mesa está Luciana. Le sonríe. Tampoco sabe por qué la conoce, ni por qué la recuerda diciéndole lo díficil que fue descubrirse 'hembra' cuando nació hombre. Usó la palabra 'hembra'.
--Otra vez apareces--dice ella y le estira un brazo largo, con un trago.

"vintage", una columna

Esta columna salió publicada en Buscapié de El Nuevo Día ayer, miércoles, 28 de septiembre del 2011. Aquí la pongo un poquito atrasado.

"Vintage"

Esperando en una oficina de un pueblito mínimo americano, encontré un pequeño libro de fotografías históricas del lugar. Las imágenes acompañadas por la fecha de captura, todas en blanco y negro. Lo abrí. Veinte años atrás y de la avenida principal desaparecían 40% de los edificios. Treinta y la mitad del mapa. Cien y sólo unas cuadras, un pequeño recinto universitario.

Esa mirada de larga distancia causa algo parecido al vértigo. Falta saltar. Please, rewind.

Resté mi edad al día de hoy y sentí cómo se evaporó mi teléfono, del maletín la laptop, y regresó eso de ‘no saber nada’ de alguien. Lo que frustra de la política de hoy estalló en átomos y quedó lo que frustra de la política de los 80s. Insistí. Sesenta años al día y fuera los televisores, fuera cierta complacencia de los jóvenes de hoy; bienvenida cierta complacencia de los jóvenes de ayer. Empeoran cuestiones de raza, género. El radio se enciende: alguna canción familiar.

La edad de abuela, casi un siglo, y lo que reconocemos como país está ido: nos hacemos ruralía, periferia de un limitado mundo que recién sale de una guerra mundial. Queda un islote, un cuarto de la población, temporales hechos maldiciones; políticos ahora generales extranjeros, o incipientes jóvenes de una clase criolla acomodada que sueña con otra clase criolla acomodada. La violencia de hoy se transforma en la de antes. Las infidelidades de hoy se transforman en las de antes. En cuestiones de materia social, no cambia mucho; aunque la vida de una mayoría mejora, se hace vivible.

Pausa. Stop. Eject. En el radio, una canción de los ‘fifties’. Se me ocurre que la promesa del progreso liberal sólo rindió media canasta. Suficiente como para hacer posible que estemos aquí; que nuestros antepasados no hayan perecido por polio, tétano, etcétera. Suficiente para que estemos un poquito más acá que allá, pero no para que se deshagan ciertos prejuicios, cierta idea de que nuestros males son nuevos, que una ideal población jíbara anduvo libre de pesares.

La historia está pa’ movilizarse, utilizarse más como foco, que mera moda vintage.

sábado, septiembre 10, 2011

de lo cotidiano, dixit Lefebvre

It is everyday life which measures and embodies the changes which take place ‘somewhere else,’ in the ‘higher realms.’ The human world is not defined simply by the historical, by culture, by totality or society as a whole, or by ideological and political superstructures. It is defined by this intermediate and mediating level: everyday life.

Critique of Everyday Life, Henri Lefebvre