miércoles, octubre 26, 2011

borrador, una columna

Esta columna salió en la sección Buscapié de El Nuevo Día, esta mañana (miércoles, 26 de octubre del 2011). La pongo aquí pa' archivarla, y con una que otra corrección.

Borrador

Llevábamos semanas discutiendo momentos “trágicos” de la historia latinoamericana en la clase de español intermedio que imparto en una universidad americana, cuando dimos con un texto de Martí, que hablaba de cómo un hombre “realmente libre” siempre reacciona ante su gobierno, cuando éste incurre en acciones que privan de la Libertad. Parafraseo mal. Pero para ser sincero, ya estaba un poco hastiado: más de siete clases hablando de dictaduras, torturas, desapariciones, canciones de protesta. Ya me apestaba el trililí andino y la nova trova.

Para variar, comencé a mover el imperativo de Martí a distintos contextos. Primero, un salto hacia el pasado, a las independencias, y todos los estudiantes coincidían con la idea del cubano, en un español medio tuerto. Lo moví a la época de los derechos civiles, años de sus abuelos ya, y continuaban coincidiendo. De vuelta al “21st century”, lo llevé a Egipto, a Libia, a la “primavera árabe”, y el esqueleto añejo de Martí seguía sonriendo en algún sepulcro tropical, dentadura ósea.

Entonces, no sé por qué, mencioné el Tea Party, y los estudiantes los tildaron de alocados. Por eso de probar aguas, nombré el llamado movimiento “Occupy”, y reaccionaron aún peor. Si los primeros eran unos “rednecks” conservadores, los segundos eran vagos, “hipsters” y “hippies” sin dirección alguna. Una muchacha opinó que había otra forma de hacer las cosas, pero no sabía cuál era. “Quizá está demasiado cerca”, dijo otro, cuidando la pronunciación de las vocales.

¿Será que estaba correcto el último? ¿Por qué es tan fácil celebrar protestas que suceden “allá”, cualquiera que sea, pero cuando están “acá” incomodan? ¿Por qué cuando están en el allá, ya sea temporal o espacial, son irrupciones del espíritu, y cuando acá son desórdenes? ¿Por qué me hallo queriendo saber quién protesta, cuando lo importante es qué protestan?

Terminé la clase estirando mis hombros, porque no tengo la menor idea de cómo se prosigue.

Borré la pizarra sin poder librarme del incómodo y cuestionable presentimiento de que a veces hay que ceder a la duda, darle tiempo a las cosas, celebrar la multitud sólo por el hecho de que es multitud, porque se queja, protesta y, como mínimo, vive.

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