--Try it out--le dice el muchachito, le pasa el balón anaranjado y da un paso hacia atrás, haciéndose espectador.
Él lo mira: empapado, flaco, rapado y negro, como él, aunque en otro idioma.
Acomoda el balón en sus manos, recordando los lejanos juegos en la clase de la educación física del colegio. Exhala.
Venía corriéndole al aguacero, paraguas en mano, tras bajarse del bus, cuando pasó frente a la casa. Bajo la lluvia, el muchacho lanzaba la bola al canasto, clavado sobre la puerta de garaje y la encestaba. Una y otra vez. Chup, plaf.
Él se detuvo, le preguntó al muchachito si estaba bien.
El muchachito le sonrió. --Come, join me.Él lo dudó por un segundo.
Pero recapacitó: ya, desde hace una semana, nadie lo esperaba en la casa; cosas de la vida, te acostumbras, se jode todo, sigues.
Guardó el paraguas. Decidió mojarse.
sábado, octubre 01, 2011
el balón, un cuentito
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