Dicen que los dormidos (2012) es un novelón, en el buen sentido del aumentativo, vemos la narrativa de la violencia como pantano y pesadilla, la poesía de la hermandad que se trastoca con el trauma del juego nefasto del azar. Vemos una ciudad que flota en el mar pantanoso de la venganza, que se cuece y enreda en una trampa en la que todos perdemos algo, en la que nos hundimos en una pesadilla de la que pocas veces despertamos. La coma del protagonista empieza justo cuando despierta de ella, y lleva a ese estado comatoso a los que se interesan genuinamente por él, incluidos los lectores que nos hundimos en un estado de letargo y espanto del que no despertamos. El real vínculo y el real discurso lo serán las imágenes oníricas que de modo fantástico comparten los personajes y que se vuelven un mensaje críptico que descifrarlo nos sumerge en el terreno de la poesía, pero que nos deja irremediablemente tristes. Esperamos superar la novela como a veces intentamos superar las terribles noticias que configuran la trama de la ciudad.
viernes, diciembre 04, 2015
reseñita de dicen que los dormidos, por alexandra pagán
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