lunes, mayo 05, 2014

la lección de andújar, reseña de "Saturnario"

LA LECCIÓN DE ANDÚJAR, reseña de Saturnario.
Hoy en las noticias, Crítica de Libros, Radio Universidad de Puerto Rico (5 de mayo del 2014)
Sergio Gutiérrez Negrón

Para aproximarse a la obra del dominicano Rey Andújar es necesario leerlo con el oído pegado a la tierra, especialmente en su más reciente libro, 'Saturnario,' pues es un libro sobre lo terráqueo.Un libro sobre lo duro y consistente de los lugares que habitamos. Pero Saturnario también es un libro sobre las fugas y las huídas que nos arrancan de estos lugares. Página tras página, los cuentos nos insisten que el hecho de que nazcamos en estos lugares, no quiere decir que sean nuestros lugares. Esa es la lección que algunos de los personajes de Saturnario van aprendiendo. Y es una lección que duele, que duele muchísimo, y que toma años aprender.

Santo Domingo, Cabarete, Santurce, el Viejo San Juan, Nueva York, Brooklyn, Jarabacoa; todos estos nombres se van desplegando a través de los relatos de "Saturnario" como coordenadas localizadas más allá de los patriotismos y resentimientos del residente, o de la nostalgia y ausencia del emigrado. Pero Andújar evita la celebración de lo global que caracteriza la literatura contemporánea, esa estetización de lo transnacional que intenta borrar lo concreto de la vida. De modo que el Caribe de Andújar no es aquel de la imaginación romántica o de la postal turística. Es un Caribe que se extiende mucho más allá de sus islas, y en el que persiste la necesidad y el desespero, la violencia, el abuso y la homofobia. Andújar jamás nos permite olvidar que, muy a nuestro pesar, estas islas que nos componen insisten en seguir siendo lugares marcadamente retrógrados.

Pero los cuentos no se agotan ahí, en ese Caribe seco, quejumbroso y desesperante. Por eso hay que leerlo con la oreja en la tierra, porque es la audición el sentido que se estimula en estos cuentos. En "Saturnario", que está disponible a través de internet en una edición bilingüe publicada por el colectivo 7vientos de Chicago, también hay música en exceso, y hay baile y hay bebelata y hay cuerpos sudorosos. Como en el cuento Mierdópolis, en el que la ominosa guitarra de un misterioso músico dominicano que se hace llamar el Terror sirve de banda sonora a la fiesta intensa que marca el doloroso fracaso de un joven escritor dominicano, encajado entre Washington Heights y una nostálgica Villa Duarte.
Junto a las ruinas que se retratan en Saturnario, Andújar instala una celebración, esa celebración de quienes no se dan por vencidos, esa que siempre nos motiva a aguantar, cada vez, un poquito más.

Para hoy en las noticias en Crítica de Libros, Sergio Gutiérrez Negrón






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