viernes, diciembre 31, 2010

de jaulas, anuncia r. ramos

Vecindad
Llamarse residente es encontrar
alguna diferencia entre verja y jaula.
Desleal
1.
Huir no libera cuando naces donde no hay jaulas.
2.
Visitar el zoológico con empatía no me hace bestia.
3.
Me gusta ladrar, como el perro que persiguiendo gatos insiste hasta donde permite su cadena.
ambos poemas pertenecen a Angst (201o) por Rubén Ramos.

lunes, diciembre 27, 2010

nosotros los bárbaros, escribe zagajewski

We were the barbarians.
You trembled before us in your palaces.
You awaited us with pounding hearts.
You commented on our languages:
they apparently consist of consonants alone,
of rustles, whispers, and dry leaves
.
We were those who lived in the dark forests.
We were what Ovid feared in Tomi,
we were the worshippers of gods with names
you could not pronounce.
But we too knew loneliness
and fear, and began longing for poetry.
Barbarians, Adam Zagajewski de Before End: New and Selected Poems

domingo, diciembre 26, 2010

pertenezco a los que erran, dice zagajewski

I did not know at the time what I came to know later as a man, as a character, I am both weak and strong. My strength tends to be frail; it can betray me. I am capable of submitting to an outside pressure, conformity, the mood of the moment, someone else’s enthusiasm, my own uncertainty; and it’s true, always after a time I am capable of shaking off the bad influence. But with all certainty, I do not belong to those phenomenally resistant, arrogantly sovereign natures. Perhaps I am strong, but my strength is welded to weakness, doubt, dislike of quick decisions. I belong to those who err.

Connsequently, I also have an appropriately affectionate attitude to becoming, maturing. Those who are genetically independent might certainly disdain the element of development, time, maturing, because at any moment, regardless of challenge, they are ready to show themselves to the world in all their perfection. Time for them is nothing more than the shutter click of a camera, an instant of unveiling their unchanging substance. For me, on the other hand, time—the time of maturing, redressing an error, arriving at a clear understanding of one thing or another—is something vital, indispensable. Maturing—in my case—is never ultimate and finished. I will always be ready to commit a new error, and then I will try to understand it and correct it. Usque ad finem.

Adam Zagajewski, Two Cities, traducido del polaco al inglés por Lillian Vallee

navidad

11.50pm. Algo de nieve se acumula afuera: mis primeras navidades en el 30308. El gato en silencio, medio dormido. Ella cambia los discos: Miles Davis, Springsteen, The Roots, Tori Amos, algún disco de electrónica o dance. Nos pasamos el teléfono de vez en cuando: un juego llamado Word Scramble. Un vino que no me encanta. Ella lee a la Condé. Yo a Zagajewski.

Una brisa. Un copo de nieve que se deshace en la bufanda.

"Speak softly", escribe el polaco, "you're older than the one / you were so long ; you're older / than yourself", y entonces añade, "and yet you still don't know what absence, poetry and gold are."

lunes, diciembre 06, 2010

lo que ve el niño quintín de camino a casa, un pedacito

Dos hombres tirados sobre la nieve, forcejeando. El más fuerte—alto y negro y con la cabeza rapada—entierra su mano izquierda en la fría blancura y arranca de ella un peñón—grandes y oscuro y pulido. Lo levanta alto, asistiéndose con su otra mano; parpadea largamente, y lo baja con toda la fuerza del mundo sobre la cabeza del hombre pequeño que está atrapado entre sus rodillas. Lo vuelve a levantar—esta vez rojo—y lo revienta sobre el cráneo una y otra vez. Tiene los ojos cerrados. Aunque los tuviese abiertos, sería imposible que viese que pintaba la nieve más y más con cada esfuerzo. Sin los espejuelos de plata que estaban tirados en la acera—a medio metro de dónde su cuerpo—apenas podía ver su nariz.
El evento hubiese pasado inadvertido si Quintín no se hubiese detenido por un segundo al borde del parque—y él sí tenía sus gruesos lentes culo de botella puestos. Y los vio. Los vio saltándose encima el uno del otro, los vio confundiéndose en la nieve, y a pesar de que por nada del mundo quería quedarse allí tampoco se podía separar de aquella escena por varias razones: primero, porque desde sus audífonos le nacía la música de fondo perfecta; segundo, porque su pulgar había activado la videocámara de su teléfono celular; y tercero, porque cada vez que el individuo levantaba la piedra y la dejaba caer su alma se disparaba con la esperanza de que el hombre que se iba deshaciendo en la nieve fuese David; el culpable de que hubiese tenido que detenerse en primer lugar, para tomar un descanso, de que hubiese buscado una ruta distinta a la que tomaba todos los días—había salido de la escuela en su bicicleta por el portón que estaba detrás del campo de fútbol, que en invierno era intransigente, y había bordeado 5th street, para luego tomar el paseo tablado que cruzaba los edificios en los que se hospedaban los universitarios.
El hombre soltó el arma-antes-piedra e intentó ponerse de pie, pero se tropezó y cayó plantado en el suelo. Sus ojos ciegos cruzaron por encima de Quintín. Bordearon su silueta. Y, acto seguido, explotaron en llanto. Así, deshecho, el hombre gateó, medio hundido, en búsqueda de sus lentes.
Si por un momento Quintín pensó al hombre proverbialmente titánico y abrumador, ahora le parecía lo contrario—femíneo y asqueante—y rápidamente le hizo perder su interés, aunque no la sensación ajena que le nació en el estómago cuando escuchó lo que debió haber sido el último gemido del ya cadáver.
Con Palacio, novela breve fuera del camino, comencé hoy a releer una novela más extensa que escribí en el dosmilocho, titutlada Historia Personal de la Nieve, y que espero re-escribir en estas navidades. Más ahora que vivo en un lugar en el que sí hay inviernos. Terminaré transplantando--o eso creo hasta ahora--el lugar del relato, que antes era un Wisconsin imaginario, a una Atlanta bastante real. Este era el primer capítulo (sí, en pasado), y como me siento mal que tengo hecho del bló un cuaderno de citas, aquí lo pongo.