viernes, enero 31, 2014

el monstruo que vive en marte, una nota periodística de 1908

Una nota curiosa que encontré mientras hacía mi investigación en la Hemeroteca Nacional en México el verano pasado, y no pude sino transcribirla. Fue publicada por El diario del hogar el 5 de septiembre de 1908 (Año XXVII, número 10, 176, tomo 53, número 304).
Una de las primeras "rendered images" del planeta rojo.

El monstruo que vive en Marte
Acaso la más extraordinaria de las hipótesis, que acerca del planeta Marte se han establecido, es la que un inglés, Mr. E.H. Hanking, ha publicado en un periódico científico de Londres. Es una teoría espantosa, una idea extraña y emocionante, según la cual, Marte está habitado, no por millones de séres más ó menos humanos, dotados de una inteligencia superior, sino por un sér único, un pulpo enorme cuyos inmensos tentáculos, abrazando todo el planeta, aparecen á nuestra vista bajo la forma de líneas, de esas líneas enigmáticas que veníamos llamando  canales.
Podrá creerse ó no esta hipótesis, pero lo cierto es que su autor la defiende con argumentos que revelan profundos conocimientos científicos. Según su teoría, el gigantesco pulpo debe su origen á las condiciones físicas y climatológicas de Marte. Opinan Mr. Hanking, que en todos los planetas ha comenzado la vida por masas gelatinosas flotando como espuma sobre la superficie de los martes; una porción de influencias extrañas, y principalmente, las marcas y las corrientes, hacen que esta substancia viva, se transforme y desarrolle en innumerables individuos separados, ó se organice en un solo individuo de dimensiones gigantescas.
En la tierra, donde las marcas son muy vivas merced á la influencia de la luna, y donde la relativa proximidad del sol da mayor intensidad á las perturbaciones atmosféricas, los mares primitivos estaban de tal manera agitados, que la formación de un ser vivo único, resultaba imposible, y las energías vitales se partieron entre multitudes incalculables de seres relativamente pequeños.
En Marte, por el contrario, la ausencia de un gran satélite y la menor fuerza de la radiación solar permitieron que el mar permaneciese en un estado de tranquilidad que dió lugar á que la primitiva materia orgánica se desarrollase bajo la forma del todo enorme
Andando el tiempo, cuando el mar que primitivamente cubría por completo al planeta Marte desapareció dejando sólo algunas lagunas y mares pequeños, la masa protoplásmica cambió su organización en conformidad con alteraciones del medio, y se transformó en el pulpo imaginado por Mr Hanskin, pulpo más bien vegetal que animal.
Dado un organismo vegetal, se comprende su existencia sobre un planeta sin reproducirse en forma de individuos separados. Las partes que no pueden resistir la influencia del medio, perecen y son asimiladas por otras que gozan mayor resistencia y están mejor adaptadas á los constantes cambios por que pasa el planeta. De este modo, el misterioso organismo sobrevive á todos los cambios experimentados por Marte al ir secándose poco á poco.
Es muy probable, que el ingenioso inglés se haya inspirado para su teoría, en los dibujos astronómicos de Marte, en los cuales se ve claramente una extraña mancha, á veces denominada Ojo de Marte, y que, efectivamente, tiene algo del aspecto de un ojo de pulpo. Pero no es á esto solamente á lo que el inglés se atreve. Va todavía más allá, y piensa que algo parecido ocurrirá en la tierra cuando se sequen los mares. Un monstruo vegetal análogo al pulpo marciano, se desarrollará de las plantas del mar de los Sargazos, y extenderá sus enormes brazos sobre la superficie del planeta que habitamos.

miércoles, enero 29, 2014

los comentarios, una columna

Esta columna fue publicada en el miércoles, 29 de enero del 2014 en El nuevo día.


Una vez un amigo brasileño me dijo que para saber qué opinaba gran parte de un país debía leer las secciones de comentarios de los periódicos y revistas de mayor circulación. Para él, la naturaleza abierta y desestructurada de la red ofrecía un vidrio apto para ver la fermentada psiquis de sus compatriotas.

Al principio, como toda sentencia “pop”, me pareció acertada. Después de todo, seguimos siendo primos de Zolá, y el pesimismo social se nos da como segunda naturaleza.

Entrar a la sección de comentarios de los artículos que leo por Internet termina siempre frustrándome y deseando que lo virtual fuese duro y que hubiese equivalente alguno a tirar la puerta o enganchar el teléfono de golpe.

Normalmente, las secciones de comentarios albergan las opiniones más retrógradas posibles. Casi siempre sigo leyendo porque no puedo creer la cantidad de personas que, opinando sobre un caso de violación o de un robo, terminan culpando a la víctima, o hasta defendiendo al agresor. A esto se le añade, a diario, los latigazos más fuertes de una homofobia tajante, que deja poco de espalda y mucho de sangre. Lo mismo con ese clasismo violento que atribuye todos los males de la sociedad a los menos pudientes, negándose radicalmente a ver la estructura que ahí los tiene.

En estos días, he comenzado a pensar que la premisa misma de la sentencia del brasileño estaba equivocada, que las secciones de comentarios dicen mucho menos de lo antes estipulado. En los 70, Jo Freeman argüía que, del mismo modo que no había objetividad periodística ni libertad de mercado, tampoco había tal cosa como un grupo desestructurado. En cualquier grupo abierto terminaba dominando una estructura informal en la que ciertas relaciones de poder eran invisibilizadas. Lo llamó “la tiranía de la falta de estructura”.

Algo similar ocurre en Internet. La naturaleza abierta y desestructurada de la Red no es sino un espejismo. Si insistimos en que los comentarios permiten ver algo, quizás podríamos concluir someramente que ese algo sólo es la cantidad de idiotas tiranos que tienen acceso a un teclado, y a una conexión de Internet, por supuesto.

martes, enero 28, 2014

las utopías y las épocas, dicen goodwin y taylor


Utopias of place, describing a better present elsewhere, of which More’s is the classic example, may seem to teach us a less direct lesson, but they carry the implication that the ideal civilization could exist here and now. The choice of location for a utopia has followed fashion: utopias of the Elsewhere being popular in the sixteenth and seventeenth centuries, thanks to the proliferation of traveler's tales at the time; in the nineteenth century, the predominance of theories of history and stadial theories made it more necessary to locate the ideal society in time, and to relate it to the present through a historical narrative, even while implying that the train of events could be hastened by activism; the latter view being shared, in effect, by Fourier and Marx. 

Goodwin, Barbara and Keith Taylor. The Politics of Utopia: A study in theory and practice. New York: St. Martin’s Press, 1982

viernes, enero 17, 2014

La cultura occidental como agujero y cañón, dixit Jorge Portilla


No sabemos qué es la cultura occidental. Sólo sabemos que hay que defenderla; y esto es un mal comienzo. Porque por esta vía tendríamos que acabar dando de ella una definici'pn semejante a la que define a un cañón como un agujero rodeado de acero. La cultura occidental vendría a ser entonces una especie de agujero rodeado de cañones.
Conclusión alarmante que nos invita a abandonar de inmediato toda reflexión sobre la cultura occidental, e incluso toda reflexión sobre cultura. Si no es que terminamos abandonando toda reflexión, sin más.
Jorge Portilla. Columna en el periódico Excélsior, 28 de diciembre de 1958.

miércoles, enero 08, 2014

manos en la masa

Imagen de ThinkStock

Algunos de mis momentos más felices en los pasados cuatro años de trabajo académico han sucedido cuando me he descubierto leyendo un texto académico que repentinamente quiebra la división ficticia entre interés académico e interés literario y me coge con las manos en la masa en lo que sea que esté escribiendo al momento, o cuando me ayuda a entender lo que estoy haciendo cuando hago lo que hago, o, también, cuando me motiva a empujar un poquito más para poder hacer lo que realmente quise hacer en primer lugar. Por suerte, y hasta la fecha, siempre ha sucedido cuando me encuentro metido en un proyecto de novela serio. Así, veinte páginas antes de terminar mi primera novela, Palacio, descubrí que, aunque mi intención fue explorar la voz, la pérdida, y la escritura anticlimática, había escrito a la vez otra novela más de inocencia neoliberal-global (lo cual en sí mismo no es un juicio de valor). Lo mismo pasó a la mitad de Dicen que los dormidos, que sale este año, y con la que quería añadirle a la ecuación de voz y pérdida la idea de la violencia colateral, a la vez que buscaba empujar la segunda persona hasta el punto en el que se fusiona con la primera y la tercera, pero en la que terminé prduciendo una novela clasemediera afectada sobre los duros despertares de esa clase en los noventas y los dosmil. Finalmente, lo mismo acaba de suceder, leyendo el último libro de Fredric Jameson, mientras me hallo intentando de escribir una novela cuasi-histórica (Breve relación de la destrucción de las Indias), localizada en algún lugar entre Faulkner y Phillip Roth: 

"Subjectivism is not the most useful reproach here, but rather the facile free association and the ease and speed with which a character can be shown to think when the truly ontological obstacles of objects and otherness have been evaded: a stream of perceptions, thoughts, desires, which are neither telling nor showing, but a performance that purports to offer both, at the same time that the novelist's narrative gets itself continued and then finished off. Such is the omnipresent production of realism after realism, as it lends its motor power to 'serious' literature and the commercial kind alike." (185)

martes, enero 07, 2014

el último de los mujicanos

Portrait of the President as a Regular Man

Unos pocos sabrán que llevo como un año o dos enfrascado en la cuestión del humus y de la tierra por un proyectito que titulo Literatura y humildad, del que publiqué dos aproximaciones en la revista Cruce (1 y 2). Normalmente, mantengo cosas relacionadas en la oscuridad de mi disco duro o las posteo por Facebook, pero hoy he colgado ya demasiado allá. El punto es que estuve leyendo una entrevista con el presidente de Uruguay, Pepe Mujica, y hubo un par de cosas que resonaron con el aspecto político de la humildad y del proyecto de humillación de las grandes ideas, que implica hacer hincapié en lo duro de la materia, en los hábitos, y en los afectos (parece que mi lectura de Beasly-Murray repercutió más de lo que creía). La entrevista la pueden encontrar acá.

Los fragmentos mujicanos:

"Aquel que no logre crearse su mundillo de felicidad con pocas cosas, con sobriedad –no quiero usar la palabra austeridad porque en Europa la prostituyeron dejando a la gente sin trabajo en nombre de lo austero–, me refiero a vivir liviano de equipaje, a no vivir esclavizado por esa renovación permanente consumista que es una fiebre y nos obliga a trabajar, a trabajar y a trabajar para poder pagar cuentas que nunca terminan. No es una apología de la pobreza, es una apología de la sobriedad, de los límites que uno tiene que fijarse para pelear por la libertad." 

"Usamos el concepto libertad en un sentido francés de revolución, muy grandilocuente. La libertad hay que bajarla a la tierra."


"Los intentos de crear sociedades socialistas con la idea de poder hacer desaparecer la explotación del hombre por el hombre han adolecido de un defecto que no podíamos saber. No se pueden construir edificios socialistas con albañiles capitalistas. Sobre todo con capataces, con directores de obra que sean capitalistas. No se puede. De aquí el valor que tiene la cultura."


"No se puede estar 30 o 40 años planteando la palabra revolución y que la gente tenga dificultades para comer. No podemos sustituir las fuerzas productivas de un día para otro, de la noche a la mañana ni en 10 años. Son procesos que necesitan la coparticipación de la inteligencia. Hay que dar batalla en el seno de las universidades para la multiplicación del talento humano. Pero, al mismo tiempo que peleamos por transformar el futuro, hay que hacer funcionar lo viejo porque la gente tiene que vivir. "


Tenemos una lengua en común y tenemos lo que fue la influencia de la iglesia católica en todo el continente. Soy ateo, lo debo reconocer, pero la Iglesia católica ha matrizado [moldeado] toda América Latina. Tenemos nexos mucho más fuertes que los que pueda tener Europa, dividida en sus viejas repúblicas y naciones. Para terciar en ese mundo de gran dotes hay que construir sus homólogos.

lunes, enero 06, 2014

seis de enero

Un río que pasa por entre una montaña y el mar--que no cupo en esta foto--en algún lugar de Tayrona. 
Se aproxima la primera hora del seis de enero del dos mil catorce y, en algún lugar entre el whiskey y el galón de agua al que me entrego para evitar una fausta mañana, intento conciliar o el sueño o el segundo capítulo de mi nuevo proyecto de novela, pero no puedo hacer ninguno de los dos porque una banda de vallenato toca en el edificio de al lado, dedicándole todas y cada una de las canciones a los novios, para que sean felices, o a los novios, para que tengan muchos hijos, o a los novios, para que tengan una primera noche que les de bochorno a sus padres.

Hace poco aprendí, además, que el nombre vallenato viene de Valle Dupar algo que parece obvio, pero no lo sabía. Igual un chiste: ¿cuál es el hijo de la ballena? El vallenato. Da gracias, pero también da cocos, como bien se podría decir empatándolo con otro chiste, que alguna vez me dijo aquella amiga que conocí en STEP, que era un programa de entrenamiento de nuevos ingenieros y que algo tenía que ver con la NASA y en el que yo fui el único que seguí una carrera impráctica.

De Cartagena me quedan tres semanas y este pasado fin de semana lo pasé en Rodadero, Santa Marta, y estoy a punto de recalentar una arepa con huevo que compramos esta mañana, pero que no me comí. Por más que esté acá no puedo dejar de pensar que la ciudad vieja de Cartagena es una conspiración para hacerme ver el viejo San Juan con otros ojos, y que Rodadero no es sino el Boquerón de mi niñez. Todo esto para decir que quizás Benítez Rojo tenía razón y que la isla que se repite no tiene que ser isla, sino más que nada costa, y quizás así mutatis mutandi... Claro, mantengamos las cosas claras, nada de esto tiene que ver con mi isla, que es Caguas, que es Bairoa, y Borinquen Pradera en la ruralía, y tíos carpinteros y ebanistas que cantan décimas—ABBAACCDDC—que poco tiene que ver con costas, pero podemos olvidarnos de ello y el hecho de que mientras crecía sólo iba a la playa una vez al año y que viva el Caribe y la piña.


Tengamos esto por una nota y dejémoslo ahí inconcluso.