martes, enero 07, 2014

el último de los mujicanos

Portrait of the President as a Regular Man

Unos pocos sabrán que llevo como un año o dos enfrascado en la cuestión del humus y de la tierra por un proyectito que titulo Literatura y humildad, del que publiqué dos aproximaciones en la revista Cruce (1 y 2). Normalmente, mantengo cosas relacionadas en la oscuridad de mi disco duro o las posteo por Facebook, pero hoy he colgado ya demasiado allá. El punto es que estuve leyendo una entrevista con el presidente de Uruguay, Pepe Mujica, y hubo un par de cosas que resonaron con el aspecto político de la humildad y del proyecto de humillación de las grandes ideas, que implica hacer hincapié en lo duro de la materia, en los hábitos, y en los afectos (parece que mi lectura de Beasly-Murray repercutió más de lo que creía). La entrevista la pueden encontrar acá.

Los fragmentos mujicanos:

"Aquel que no logre crearse su mundillo de felicidad con pocas cosas, con sobriedad –no quiero usar la palabra austeridad porque en Europa la prostituyeron dejando a la gente sin trabajo en nombre de lo austero–, me refiero a vivir liviano de equipaje, a no vivir esclavizado por esa renovación permanente consumista que es una fiebre y nos obliga a trabajar, a trabajar y a trabajar para poder pagar cuentas que nunca terminan. No es una apología de la pobreza, es una apología de la sobriedad, de los límites que uno tiene que fijarse para pelear por la libertad." 

"Usamos el concepto libertad en un sentido francés de revolución, muy grandilocuente. La libertad hay que bajarla a la tierra."


"Los intentos de crear sociedades socialistas con la idea de poder hacer desaparecer la explotación del hombre por el hombre han adolecido de un defecto que no podíamos saber. No se pueden construir edificios socialistas con albañiles capitalistas. Sobre todo con capataces, con directores de obra que sean capitalistas. No se puede. De aquí el valor que tiene la cultura."


"No se puede estar 30 o 40 años planteando la palabra revolución y que la gente tenga dificultades para comer. No podemos sustituir las fuerzas productivas de un día para otro, de la noche a la mañana ni en 10 años. Son procesos que necesitan la coparticipación de la inteligencia. Hay que dar batalla en el seno de las universidades para la multiplicación del talento humano. Pero, al mismo tiempo que peleamos por transformar el futuro, hay que hacer funcionar lo viejo porque la gente tiene que vivir. "


Tenemos una lengua en común y tenemos lo que fue la influencia de la iglesia católica en todo el continente. Soy ateo, lo debo reconocer, pero la Iglesia católica ha matrizado [moldeado] toda América Latina. Tenemos nexos mucho más fuertes que los que pueda tener Europa, dividida en sus viejas repúblicas y naciones. Para terciar en ese mundo de gran dotes hay que construir sus homólogos.

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