miércoles, diciembre 31, 2014

la impropiedad y la verosimilitud, escribe frisch



"My warder was disappointed, but I realize more and more that this has its advantages; it's precisely the disappointing stories, which have no proper ending and therefore no proper meaning, that sound most true to life", dixit Max Frisch en I'm not Stiller.

martes, diciembre 30, 2014

al fondo, la necesidad, dixit lordon

As employees repeatedly discover, all the incentives that the capitalist employment relation successively put on stage in order to enrich its scenery and elicit more refined interests in the workplace—interests such as advancement, socialising, 'fulfillment'—can collapse at any moment, leaving only the indestructible foundation of material dependence, a stark backdrop of menace hanging over life newly made bare." 
Frederic Lordon, Willing Slaves of Capital

cuestión de cadenas, dixit frederic lordon y rubén ramos


"For although we are all equally enslaved to our passions and chained to our desires, to be happy with one's chains is evidently not the same as to be saddened by them" (63), dixit Frederic Lordon en Willing Slaves of Capital, y yo me acuerdo del poema de Rubén Ramos, en angst (2011/2014), que dice "Me gusta ladrar, como el perro que persiguiendo gatos insiste hasta donde permite su cadena". 

lunes, diciembre 29, 2014

¡busque! ¡cuente!, una columna

Esta columna apareció el miércoles 24 de diciembre del 2014 en El Nuevo Día


Si hay algo que les ha gustado a escritores, época tras época, es la gran sentencia. Especialmente la gran sentencia con respecto a la literatura. Ésa que descalifica mucho de lo producido en el presente cultural del enunciador, a favor de lo otro. Habrá que confesar que hay algo de productivo en el ejercicio: la sentencia conlleva, en su mejor momento, un posicionamiento del cual se extrapolan lecturas, instituciones, intenciones, y relaciones. La cláusula “la literatura es...” no puede sino gozar de cierto aire profético.

A pesar de la tradición de la sentencia excluyente, me pregunto por qué debe haber una literatura en vez de muchas. No es sólo cuestión de número. Literaturas que ni son más, ni son menos, pero que son diferentes y de modos distintos. Literaturas como avioncitos de papel y literaturas como mercancías; literaturas como piedras botas en las que se identifica una forma dura y literaturas que se imaginan carísimas prendas; literaturas para quienes quieren jugar a ser autores y literaturas para quienes quieren, y punto.

Para evadir la trampa de la sentencia, el escritor mexicano Daniel Sada solía contar una anécdota de juventud. En los años setentas, el vanguardista Salvador Elizondo se acercó a Sada y, en tono de sentencia, compartió lo que para él enarbolaba el motor principal de la escritura arriesgada, ése que le daba al arte su identidad: “¡Busque, busque, busque!”, le ordenó. Sin embargo, antes de poner en práctica la orden de Elizondo, tropezó con Juan Rulfo, quizás en una cantina. El autor de “Pedro Páramo”, inclinándose, ofreció su propio impulso sentencioso, que él creía el correcto, “contra” Elizondo: “¡Cuente!, ¡cuente!, ¡cuente!”.

Queriendo evitar la sentencia, aunque no el gesto, Sada dice que le tomó tiempo ver que lo literario residía entre estas dos pulsiones, que era en la articulación entre Elizondo y Rulfo que podía hallarse el inicio de una propuesta; una propuesta que, tomada como navaja, serviría para, entre las muchas literaturas y los pocos años, acercarnos a la que cuenta.

jueves, diciembre 11, 2014

un hombre invernal, imagina harding

Howard wondered about a man who had never seen summer, a winter man, examining the weeds and making this inference—that he was looking at an ossuary. The man would take that as true and base his ideas of the world on that mistake. He would concoct narratives about when those thorny animals picked through the brush and fields, sketch outlandish guesses, publish papers, give talks in opulent rooms to serious men all wearing the same formal suits, draw conclusions, get it all wrong. Howard thought, I do not even know if that is ragweed or Queen Anne's lace.

Paul Harding, Tinkers

sábado, noviembre 29, 2014

reforma, una columna

Esta columna apareció el miércoles 26 de noviembre del 2014 en El Nuevo Día

Apoyo una reforma electoral que sólo dé dos opciones en la papeleta. Sería un ejercicio en especulación induccionista, que dotaría al ciudadano de un único voto cada doce años. Las dos columnas se distribuirían del siguiente modo: (1) Alternancia PNP-PPD-PNP-PNP-PPD y (2) Alternancia PPD-PNP-PPD-PPD-PNP.

Ante las preocupaciones bursátiles, también se reestructuraría el financiamiento electoral, ateniéndose a un modelo de alianza pública-privada. Según éste, bancos tanto nacionales como internacionales dotarán a ambas opciones meramente con una cuenta vacía que devengue intereses respectivos. El resto del monto mínimo necesario, que obligatoriamente sería de diez millones, tendrá que venir de bolsillos ciudadanos.

Se estipulará que estos bolsillos podrán pertenecer tanto a personas humanas como corporativas. Mas, por eso de control de calidad y de cuidado “sartorial”, los bolsillos ciudadanos no podrán pertenecer a pantalones de telas sintéticas o de mezclilla. Se exigirá un mínimo común denominador de lino irlandés o lana peinada italiana.

Los intereses producidos por el humilde monto millonario durante el periodo serán absorbidos por los bancos, como incentivo de su buena voluntad. La parte pública del modelo habrá de ser ignorada. Atendiendo la lejana posibilidad de que hubiese pequeños partidos de oposición interesados en presentarse a las elecciones, artificiales o no, la reforma electoral también garantizará que un funcionario de la maquinaria bipartidista le entregue una cintilla azul cielo al candidato a la gobernación de estos bienintencionados partiditos.

Dicha entrega se llevará a cabo en la residencia del dadivoso ciudadano, humano o corporativo, que done un monto mayor a tres millones de dólares (o su equivalente en euros) a una de las campañas oficiales. Ambas alternancias confiarán que los partidos interesados comprendan la crisis politico-económica en la que nos hallamos y que, ejerciendo el proverbial entreguismo de la otra mejilla, se atengan a una reforma electoral que, a pesar del poco interés que tendrá para la mayor parte de la población votante del país, no será sino un paso más hacia nuestra casi consumada y total rendición democrática.

domingo, noviembre 23, 2014

Hoy es el día número 61 después del fin del mundo, reseña de "Restos de lumbre y despedida" de Xavier Valcárcel

Hoy es el día número 61 después del fin del mundo, reseña de Restos de lumbre y despedida, de Xavier Valcárcel.
Hoy en las noticias, Crítica de Libros, Radio Universidad de Puerto Rico (11/24/2014)
Sergio Gutiérrez Negrón


Restos de lumbre y despedida de Xavier Valcárcel es una de las piezas centrales para entender la poesía puertorriqueña de la pasada media década. Este libro del 2012 acompaña a los últimos de Guillermo Rebollo Gil, Mara Pastor, Cindy Jiménez Vera, Nicole Cecilia Delgado y Rubén Ramos en lo que bien pudiera ser la línea de fuga más importante de nuestra más reciente historia literaria. Una línea de fuga ante la cual la poesía se arriesga a desatender aquello que se le hace más inmediato, por eso de estrechar filiaciones subterráneas que la hermanan más a lo podríamos llamar simplemente "el pensar". Si entre decenas de poetas, es la poesía de los cinco antes mencionados que ha llevado a cabo la reflexión más sostenida sobre la crisis actual, es la de Valcárcel la que, entre estas, se arriesga más abalanzándose al futuro, aunque sea este un futuro en el que toda la arquitectura de la modernidad yazca en ruinas.  

En este libro, Valcárcel elabora una imaginería que corta por lo dura, por lo inclemente, como cuando escribe: "En tiempos como estos / es bueno tener la tierra así/ un pastizal seco / para el fuego" (46). Hay muchas formas de leer Restos de lumbre y despedida, y en una de estas, el poemario se abre como un jardín postapocalíptico, como un almacén en el que encontramos las sobras de lo por venir. En otro poema, escribe Valcárcel: "visible el brillo quemado de esta altura / el hambre, las cifras, la deuda / la desolación/ tras el consumo / lo posible tras el mar / la piedra seca / la frontera."  

De muchos modos, Restos de lumbre y despedida  es un poemario sobre la escasez, y precisamente porque ante la crisis, la política se revela meramente como la administración de la necesidad y de la falta, se trata de un poemario político. Sin embargo, podríamos afirmar que no es una política que se rige por principio alguno; sino una que, en tanto poesía, no puede sino ser salvaje. Vemos así que aunque Restos de lumbre incluye entre sus poemas una serie de inventarios, de listados que nos hablan tanto de la sobresaturación informática del presente como de la necesidad de una apertura radical, el poeta insiste en explicarnos, en otro poema, que, a pesar de sus enumeraciones, permanece en espera de la lógica que les dé significado a todas, una lógica que inevitablemente sólo puede venir de los demás.

Valcárcel nos explica, en un texto que bien podría servirle de arte poética a la tradición alterna en que se inserta, que en Restos de Lumbre y despedida la poesía es también registro, es también documentación. Por eso, podemos cerrar esta reseña, con un fragmento en el cual el poeta nos dice lo que sabemos pero no decimos, "Estamos ante las circunstancias que nos dieron. / Estamos ante las circunstancias que nos dimos: silencio crudo, confusión de puertas / sujetos en lucha reclamando la ceniza de los sueños".


lunes, noviembre 10, 2014

dejar de hacer, dice Vicens

"Que sea un dejar de hacerlo, no un no hacerlo. Parece lo mismo, ya sé que parece lo mismo. ¡Es desesperante! Sin embargo, sé que no es igual. Por lo contrario, sé que es absolutamente distinto, terriblemente distinto. Porque dejar de hacerlo quieres decir haber caído y, no obstante, haber salido de ello. Es la verdadera victoria. El no hacerlo es una victoria demasiado grande, sin lucha, sin heridas," dice Josefina Vicens, en El libro vacío.

domingo, noviembre 09, 2014

una dura retrospectiva, escribe williams


Dispassionately, reasonably, he contemplated the failure that his life must appear to be. He had wanted friendship and the closeness of friendship that might hold him in the race of mankind; he had had two friends, one of whom had died senselessly before he was known, the other of whom had now withdrawn so distantly into the ranks of the living that...

He had wanted the singleness and the still connective passion of marriage; he had had that, too, and he had not known what to do with it, and it had died. He had wanted love; and he had had love, and had relinquished it, had let it go into the chaos of potentiality. Katherine, he thought. "Katherine."

And he had wanted to be a teacher, and he had become one; yet he knew, he had always known, that for most of his life he had been an indifferent one. He had dreamed of a kind of integrity, of a kind of purity that was entire; he had found compromise and the assaulting diversion of triviality. He had conceived wisdom, and at the end of the long years he had found ignorance. And what else? he thought. What else?

What did you expect? he asked himself.


sábado, noviembre 08, 2014

when is a life worth living, pregunta williams

He had come to that moment in his age when there occurred to him, with increasing intensity, a question of such overwhelming simplicity that he had no means to face it. He found himself wondering if his life were worth the living; if it had ever been. It was a question, he suspected, that came to all men at one time or another; he wondered if it came to them with such impersonal force as it came to him. The question brought with it a sadness, but it was a general sadness which (he thought) had little to do with himself or with his particular fate; he was not even sure that the question sprang from the most immediate and obvious causes, from what his own life had become. It came, he believed, from the accretion of his years, from the density of accident and circumstance, and from what he had come to understand of them. He took a grim and ironic pleasure from the possibility that what little learning he had managed to acquire had led him to this knowledge: that in the long run all things, even the learning that let him know this, were futile and empty, and at last diminished into a nothingness they did not alter.--escribe John Williams, en Stoner. Leí la novela hace un año y, porque seguía pensando en ella, quise buscar en el blog cuáles citas había subido. Me sorprendió descubrir que ninguna. Esta semana entera se la dediqué al libro de Williams. Mañana, cuelgo el fragmento que, entre todos los golpes que componen el libro, quizás es el más duro.

pedagogía, piensa williams

He felt himself at last beginning to be a teacher, which is simply a man to whom his book is true, to whom is given a dignity of art that has little to do with his foolishness or weakness or inadequacy as a man.--escribe John Williams, en Stoner. Leí la novela hace un año y, porque seguía pensando en ella, quise buscar en el blog cuáles citas había subido. Me sorprendió descubrir que ninguna. 

viernes, noviembre 07, 2014

academia as tragic dwelling, dixit williams

It's for us that the University exists, for the dispossessed of the world; not for the students, not for the selfless pursuit of knowledge, not for any of the reasons that you hear. We give out the reasons, and we let a few of the ordinary ones in, those that would do in the world; but that's just protective coloration. Like the church in the Middle Ages, which didn't give a damn about the laity or even about God, we have our pretenses in order to survive. And we shall survive - because we have to. --escribe John Williams, en Stoner. Leí la novela hace un año y, porque seguía pensando en ella, quise buscar en el blog cuáles citas había subido. Me sorprendió descubrir que ninguna. Así que por los próximos días, acá estaré poniendo unos cuantos pedazos del proceder del Señor Williams. 

jueves, noviembre 06, 2014

william stoner and john williams think about war



1. A war doesn’t merely kill off a few thousand or a few hundred thousand young men. It kills off something in a people that can never be brought back. And if a people goes through enough wars, pretty soon all that’s left is the brute, the creature that we—you and I and others like us—have brought up from the slime.

2. “You must remember what you are and what you have chosen to become, and the significance of what you are doing. There are wars and defeats and victories of the human race that are not military and that are not recorded in the annals of history. Remember that while you're trying to decide what to do.”

--escribe John Williams, en Stoner. Leí la novela hace un año y, porque seguía pensando en ella, quise buscar en el blog cuáles citas había subido. Me sorprendió descubrir que ninguna. Así que por los próximos días, acá estaré poniendo unos cuantos pedazos del proceder del Señor Williams. 

miércoles, noviembre 05, 2014

la inteligencia afectiva, dixit williams

In his extreme youth Stoner had thought of love as an absolute state of being to which, if one were lucky, one might find access; in his maturity he had decided it was the heaven of a false religion, toward which one ought to gaze with an amused disbelief, a gently familiar contempt, and an embarrassed nostalgia. Now in his middle age he began to know that it was neither a state of grace nor an illusion; he saw it as a human act of becoming, a condition that was invented and modified moment by moment and day by day, by the will and the intelligence and the heart. --escribe John Williams, en Stoner. Leí la novela hace un año y, porque seguía pensando en ella, quise buscar en el blog cuáles citas había subido. Me sorprendió descubrir que ninguna. Así que por los próximos días, acá estaré poniendo unos cuantos pedazos del proceder del Señor Williams. 

martes, noviembre 04, 2014

la lección tardía de william stoner, dixit williams

In his forty-third year William Stoner learned what others, much younger, had learned before him: that the person one loves at first is not the person one loves at last, and that love is not an end but a process through which one person attempts to know another. --escribe John Williams, en Stoner. Leí la novela hace un año y, porque seguía pensando en ella, quise buscar en el blog cuáles citas había subido. Me sorprendió descubrir que ninguna. Así que por los próximos días, acá estaré poniendo unos cuantos pedazos del proceder del Señor Williams. 

lunes, noviembre 03, 2014

el abigarramiento de todo lo no leído, escribe williams

Sometimes, immersed in his books, there would come to him the awareness of all that he did not know, of all that he had not read; and the serenity for which he labored was shattered as he realized the little time he had in life to read so much, to learn what he had to know.
--escribe John Williams, en Stoner. Leí la novela hace un año y, porque seguía pensando en ella, quise buscar en el blog cuáles citas había subido. Me sorprendió descubrir que ninguna. Así que por los próximos días, acá estaré poniendo unos cuantos pedazos del proceder del Señor Williams. 

jueves, octubre 30, 2014

the young are weaned on lies, dixit john williams

“Young people," McDonald said contemptuously. "You always think there's something to find out."

"Yes, sir," Andrews said.

"Well, there's nothing," McDonald said. "You get born, and you nurse on lies, and you get weaned on lies, and you learn fancier lies in school. You live all your life on lies, and then maybe when you're ready to die, it comes to you--that there's nothing, nothing but yourself and what you could have done. Only you ain't done it, because the lies told you there was something else. Then you know you could of had the world, because you're the only one that knows the secret; only then it's too late. You're too old."

"No," Andrews said. A vague terror crept from the darkness that surrounded them, and tightened his voice.

"That's not the way it is."

"You ain't learned, then," McDonald said. "You ain't learned yet....look. You spend nearly a year of your life and sweat, because you have faith in the dream of a fool. And what have you got? Nothing. You kill three, four thousand buffalo, and stack their skins neat; and the buffalo will rot wherever you left them, and the rats will nest in the skins. What have you got to show? A year gone out of your life, a busted wagon that a beaver might use to make a dam with, some calluses on your hands, and the memory of a dead man."

"No," Andrew said. "That's not all. That's not all I have."

"Then what? What have you got?"

Andrews was silent.

John Williams, Butcher's Crossing 

miércoles, octubre 29, 2014

“The idea that people who guarded you could also be the people that you needed guarding from was nothing anyone should have to learn,” dixit Typhanie Yanique en The Land of Love and  Drowning.

lunes, octubre 27, 2014

"La sed en los aviones no se compara con la sed en las islas", reseña de Poemas para fomentar el turismo de Mara Pastor.

"La sed en los aviones no se compara con la sed en las islas", reseña de Poemas para fomentar el turismo de Mara Pastor.  
Hoy en las noticias, Crítica de Libros, Radio Universidad de Puerto Rico (Octubre 27, 2014)
Sergio Gutiérrez Negrón 



Desde Río Piedras a Madrid, pasando por Marruecos y Egipto, hasta llegar a Ann Arbor y la Ciudad de México, el último libro de Mara Pastor articula lo más cercano que se ha escrito en lo que va de siglo a una poética de la emigración clasemediera puertorriqueña. Titulado Poemas para fomentar el turismo y dedicado a "[l]os 300,000 puertorriqueños que se fueron entre el 2005 y el 2009", los poemas de Pastor siguen los viajes de la autora y sus acompañantes, a la vez que intentan lidiar con un siglo que hasta la fecha se ha caracterizado por el estado de crisis.

Como dice Nicole Cecilia Delgado en su prólogo, el título del libro de Pastor re-escribe el del clásico puertorriqueño Cuentos para fomentar el turismo, de Emilio S. Belaval. Al igual que el libro de Belaval, el de Pastor es un libro del desengaño. Si Belaval puso en evidencia lo que yacía detrás de aquel Puerto Rico de los cuarentas que intentaba venderse como un exótico destino turístico, el de Pastor pone en evidencia lo que yace detrás de la fantasía neoliberal de una clase media que ve el mundo como suyo. Los poemas de Pastor, que son poemas en y acerca del tránsito, le dan voz a lo que queda del viaje, ya sea turístico o migratorio, cuando los humos de lo nuevo y lo exótico se esparcen.

A pesar de uno que otro número alegre, como el lindísimo texto "Teresa es una actriz", los poemas de Pastor son poemas de pasiones tristes. En tanto tal, son poemas que atestiguan un mundo que insiste en no estar de acuerdo con la autora, que insisten en lo reducido de su poder de realmente hacer algo. Sin embargo, lo increíble de este libro es que no se detiene ahí, sino que decide dar un paso hacia lo político. Tras tanto viaje, la poeta se percata que "Se vuela sobre y entre la pandemia," como nos dice un poema, y confiesa, en otro, que "Yo he aterrizado tantas veces / y nunca pensé en traficar conmigo / una crisis mundial". Mirando los conflictos bélicos, la explotación laboral, el crimen azaroso, entre muchas de las crisis mundiales que trafica, Pastor nos dice que "El amor es un privilegio de los que no leen/ el periódico, ni piensan / en Guantánamo, ni saben / que el Apartheid no se guardó / en la gaveta de los horrores".

Poemas para fomentar el turismo es un poemario importante, uno que habla de lo que queda del turismo después de la catástrofe. De hecho, se podría decir que Mara Pastor propone un turismo otro; un turismo elaborado sobre un cosmopolitismo sensato que siente y registra el dolor de los demás, un cosmopolitismo político cuya raíz se resume en las líneas que cierran el cuerpo principal del libro: "Y mientras tanto ocupar. / Y mientras tanto ocupar. / La juventud se quitó las alas / con una suavidad insospechada."



miércoles, octubre 22, 2014

ayotzinapa, una columna

Esta columna apareció hoy 22 de octubre del 2014 en El Nuevo Día



Y es que seguimos acumulando topónimos porque no podemos hacer más para lidiar con la catástrofe. Parecería que es sólo cuestión de que un mes se deshaga en otro para que lo que en algún momento fuera nombre de zona geográfica se transforme en talismán, y de inmediato nos veamos, como en tercera persona, agobiados por una tristeza que corta por lo honda, y un golpe de indignación que viene sin héroes ni conciertos. ¿Quién sabe cuál, a la larga, permanecerá con nosotros? ¿Quién sabe cómo se adaptarán los mecanismos de la memoria para bregar con todos estos mapas que apenas podemos ir cartografiando antes de que se expandan, y que nos vienen desde la distancia, sin el suspenso de otras épocas?

Aunque, ¿a quién le importa cómo lidiaremos después? Lo que importa, por el momento, es que aquí estamos otra vez, y que ahora tenemos que decir Iguala, o quizás, más precisamente, Ayotzinapa, por eso de no tener que hablar directamente de los cuarenta y tres estudiantes mexicanos de la escuela normal rural del mismo nombre que, primero, fueron desaparecidos tras salir a protestar bochornosas condiciones escolares y que, luego, fueron entregados por la policía misma a sicarios de un cártel sólo para que estos se deshicieran de ellos como sólo puede hacerse a través de esos innombrables aparatos de la narcopolítica.

A diario percolan detalles cada vez más puntuales acerca del martirio estudiantil y seguimos leyendo, haciendo arder una olla de agua hirviendo que está por rebasarse, porque nos enseñaron que a las cosas uno las mira de frente. Pero entonces me pregunto si en casos como éste, quizás sea más apto cambiar la mirada luego de la primera exposición, permitir que de ahí en adelante el asunto sólo registre en las periferias de nuestra visión, porque ¿qué decir? ¿Qué hacer desde la distancia con excepción de contraernos de dolor, y esperar que no por ello desarrollemos inmunidad?

viernes, octubre 17, 2014

bien dicen que los dormidos, bien dice cervantes

"Venid acá vos, cimera, / rica y extremada pieza, / y, pues sois de la cabeza, / servidme de cabecera, / que ya el sueño de rondón / va ocupando mis sentidos. / ¡Bien dicen que los dormidos / imagen de muerte son!" --Miguel Cervantes, La casa de los celos.

jueves, septiembre 25, 2014

escocia, una columna

Esta columna salió publicada en el miércoles, 24 de septeimbre del 2014 en El Nuevo Día.


Lo de Escocia culminó en un rechazo de la opción independentista. Para la paz mental de aquellos muchos que gritaron espantados los peligros de la secesión británica, gran parte de los escoceses escogieron permanecer unidos al Reino. Sin embargo, hasta cierto punto se trató de una permanencia condicionada.

A pesar de que el plebiscito fue aprobado años atrás, no fue hasta septiembre 6 que las autoridades británicas movilizaron toda su maquinaria mediática para promover la opción antiindependentista. Esta movilización resultó de unas encuestas que predijeron resultados más favorables a la secesión, insinuando que bajo la relativa calma se escondía un hervidero que favorecía la causa separatista. Por esto, la campaña antiindependentista británica dio un giro, e igualó votar contra la independencia con votar a favor de profundas reformas que, en teoría, les entregarán a los escoceses gran parte de la soberanía territorial.

No fue hasta que Londres se vio amenazada por la posibilidad independentista, que poco antes había pensado inaudita, que tomó en serio el plebiscito. No fue hasta que se posicionó ante la independencia como un posible horizonte, en septiembre 6, que, para bien o mal, pudo articular una estrategia capaz de conmover al 55% del 84% de la población que se presentó a las urnas.

Este posicionamiento ante el horizonte independentista no sólo hizo que Londres reaccionara, sino que dio paso a un frente amplio de pensamiento político, a una revisión de las tradiciones históricas de las izquierdas y derechas escocesas, al igual que a serias conversaciones que atrevieron especular material y específicamente a partir de las implicaciones de la consumación de dicho horizonte. En ese sentido, y regresando bruscamente al contexto caribeño, más allá de preferencias personales, tomar en serio el horizonte independentista, tomarlo realmente como objeto de pensamiento, podría significar arremeter contra figuras e ideas de largo cuño. Podría quizás hasta significar que para pensar la independencia y su horizonte quizás sea necesario librarnos del independentismo.

martes, septiembre 23, 2014

My, my. A body does get around.
Light in August, William Faulkner 

lunes, septiembre 22, 2014

"Para despistar", reseña de Guaya Guaya de Rafael Acevedo

Para despistar, reseña de Guaya guaya de Rafael Acevedo.
Hoy en las noticias, Crítica de Libros, Radio Universidad de Puerto Rico



Sergio Gutiérrez Negrón

Justo a la mitad de la novela Guaya guaya, de Rafael Acevedo, los medios de comunicación reportan que un comando de terroristas nacionalistas ha tomado el Banco Popular de la Avenida Barbosa, y que exige la liberación de los presos políticos a cambio de los seis clientes que tiene de rehenes. Pendientes a la televisión dentro del banco, los tres asaltantes inmediatamente se comunican con el sargento de la policía, para decirle que nada de lo que se ha dicho es cierto, que simplemente intentan asaltar el banco. El sargento se disculpa, informándoles que no es periodista, sino policía, de modo que no hay nada que pueda hacer al respecto. De ahí en adelante, como lectores, sabemos que las cosas sólo pueden terminar de una sola manera: terriblemente mal.

Pero, quizás, podríamos decir que eso no importa. Después de todo, aun si Wiso, El Flaco, Yaquichán y Maripili, los tres asaltantes y su cómplice, logran llevar a cabo el atraco, sólo lo harían con una decena de miles de dólares que no les alteraría tantísimo la vida. También podríamos decir que se lo buscaron, y que sobretodo es culpa de Wiso, que fue quien, "para despistar", como él mismo dice, hace pasar gato por liebre, identificándose como el líder del Comando Armado de Liberación Popular, y diciéndose preparado con dinamitas, granadas y coches bombas. La verdad, si es que en esta novela vale la pena traer tal cosa a colación, es que sólo tienen un par de pistolas, y un amasijo de cartón que han colocado en una mesa y han dicho "bomba".

Guaya guaya, publicada por el editorial La secta de los perros hace ya dos años, es una novela endiabladamente cómica. También, podríamos decir que es una novela-reggaetón. Una novela que en su escritura, en su lenguaje, y en su narración recurre a las formas, a las imágenes, y al lenguaje del género. Sin embargo, al igual que en el reggaeton, la novela intencionalmente se desenvuelve por las superficies. Es decir, en Guaya guaya todo es artificio. Inclusive el narrador, que a través de la novela intenta hacer rimar palabras disímiles, en hacer caber el hastío y la injusticia de lo cotidiano en su "lírica" reggaetonera, jamás lo logra del todo. Es justo en este fracaso de poder rapear la experiencia, de poder hacer caber la totalidad de una realidad frustrante en la lírica reggaetonera, o en cualquier forma literaria, en el que encontramos la aportación más importante de Rafael Acevedo. Poeta al fin, el autor ha escrito un libro que, porque busca decir algo acerca de la injusticia estructural de nuestra sociedad, es incapaz de hablar en serio, como si quisiera decir que para hablar de política, fuera mejor reír.



sábado, septiembre 20, 2014

He had learned the worst lesson that life can teach--that it makes no sense.
Philip Roth, American Pastoral

jueves, septiembre 18, 2014

la memoria cree antes de que sabiendo recuerde, escribió faulkner, a modo de trabalenguas

Memory believes before knowing remembers. Believes longer than recollects, longer than knowing even wonders. Knows remembers believes a corridor in a big long garbled cold echoing building of dark red brick sootbleakened by more chimneys than its own, set in a grassless cinderstrewnpacked compound surrounded by smoking factory purlieus and enclosed by ten food steel-and-wire fence like a penitentiary or a zoo, where in random erratic surges, with sparrowlike childtrebling, orphans in identical and uniform blue denim in and out of remembering but in knowing constant in the bleak walls, the bleak windows where in rain soot from the yearly adjacenting chimneys streaked like black tears.
Light in August, Wulliam Faulkner 

miércoles, septiembre 17, 2014

de los muertos no se escapa, decía faulkner, el alegre

A fellow is more afraid of the trouble he might have than he ever is of the trouble he's already got. He'll cling to trouble he's used to before he'll risk a change. Yes. A man will talk about how he'd like to escape from living folks. But it's the dead folks that do him the damage. It's the dead ones that lay quiet in one place and don't t try to hold him, that he can't escape from.


Light in August, William Faulkner
(Justo encontré unas notas que había hecho cuando leí la novela el año pasado, y tenía marcadas par de citas que nunca subí).

martes, septiembre 16, 2014

la necesidad es de orden artificial, contingente; dixit bolívar echevarría

A la dimensión ordinaria, mecánicamente repetitiva de su actividad, el ser humano ha debido añadir otra, excepcional, que la interrumpe y perturba, que no le deja olvidar que la necesidad a la que él obedece es de orden artificial y no natural, que es una necesidad puesta por él mismo, contingente, y no una simple prolongación de la necesidad que impera en la naturaleza.
Echevarría, Bolívar. “Deambular: El ‘Flâneur’ y el ‘valor de uso’”, en Valor de uso y utopía (1998)

lunes, septiembre 15, 2014

la razón y los clientes, un fragmento

El miércoles siguiente, a las 3:00 de la tarde, Carla María le preguntó a Noemí que qué sucedería cuando se acabase el dinero, a la vez que le pasaba un helado de cheesecake con bizcocho amarillo, whip cream y fresas, y Noemí tiró de sus hombros y le dijo que nada, a lo que Carla María le preguntó que cómo que nada, y en ese círculo siguieron unos momentos, hasta que Carla María pudo deducir que para Noemí no existía nada después de esos 35 años (2027), que después de entonces sí que se acababa el baile, colorín colorado este cuento se ha acabado. Después de un rato, Carla María volvió al tema nuevamente y le preguntó a su amiga que si se suicidaría a las 6 décadas y tantito, pero Noemí volvió a menear la cabeza y le dijo que no, que después de esos 35 años, de los cuales realmente sólo quedaban 22, expiraría, así porque sí, sin mucho esfuerzo, ni mucha voluntad, y lo dijo tan casualmente y tan relajada como decía todo lo demás, y Carla María pensó en cómo siempre que compraba leche se le dañaba antes de tiempo, no importaba lo mucho que intentase acabarla antes de la fecha impresa; tampoco importaba la cantidad que comprase, si ½ litro o ¼ de litro, siempre, siempre, siempre se le pasaba la fecha y sólo se enteraba luego de servirse un café con leche que, después del segundo sorbo, se revelaba espeso y desagradable, lo cual la obligaba a tener que volver a comenzar su día desde 0 y esperar los 15 minutos, otra vez, en lo que la greca de hierro y mango rojo comenzase a hacer subir la sustancia prieta nuevamente, y se repetía lo mismo, cada 2 semanas, que no compraría leche más, aunque en su vida nunca había probado un café negro, ni lo probaría por el resto de sus días, o por lo menos, siendo más humildes en nuestras proyecciones, por los próximos 15 años. En fin, tan pronto se fue Noemí en aquella ocasión Carla María le contó a Carlos, quien desde aquel momento sí que se obsesionó con Noemí; se obsesionó al punto que comenzó a pensarla como su cliente, si es que era posible que en The Creamery where ice cream meets heaven una cliente fuese más clienta de un empleado que nunca la había atendido que de todos los demás, especialmente de aquellos que sí la atendían semanalmente (entiéndase: Carla María)—y hemos dicho que no lo era.
[Fragmento de una novelita nueva e inédita] 

viernes, septiembre 05, 2014

salir de si, escribe harding

Rise higher, perhaps to the height where the blackbirds flap. Where have you gone? Oh, there you are, I think. That is you, isn't it, that wisp inching along? Well, rise higher, then, to the belly of the cloud. Where have you gone? Now higher, to where, if you are not careful, you might stub your toe on the mountains of the moon. Where are you? Never mind you; where is your home, your country, your state, your nation? Ah, there it is! And higher now, so that your hair and the lashes of our eyes catch fire from the sparks of solar flares. On which of those bright bodies do you rule your kingdom of dirt, your cart of soap? Very well, that one. I hope you are right—there is little need for a tinker on Mars. Now higher again, past the eight planet, named for the king of the sea. And higher again, past the shadowy ninth, which for now only exists in the dreams of men back on—Well! Where have you gone? Which among those millions of glittering facts is where you belong? Where is it you toil and drum and fall to the ground and thrash in the weeds?
Paul Harding, Tinkers

miércoles, agosto 27, 2014

desrazón, una columna

Esta columna salió publicada en el miércoles, 27 de agosto del 2014 en El Nuevo Día.
Broken Glass, de Mads Perch.
La doctora bayamonesa no está sola. La acompañan manadas. No me refiero a quienes, viéndose reflejados, la aplauden por Internet, doctorada vocal de sus frustraciones. Hablo del giro que ha venido junto a las medidas de austeridad y la ansiedad de las clases medias. Ése que ha hecho que en países como el nuestro, el clasismo se intensifique, se impaciente, se vuelva más radical en sus ataques a quienes participan del “welfare”. Ése que es el equivalente de la intensificación racista acá en Estados Unidos, en donde la pobreza, y con ella esa misma frustración clasemediera estridente, se ha racializado ante la invisibilidad de la pobreza blanca, escondida en la ruralía y en las faldas de los Apalaches.

Van casi seis años ya de crisis económica, y comienza a hacerse obvio que sus efectos monetarios también son emocionales. La razón se desvanece, y “lo otro”, eso que las clases medias dejan en sus límites, burbujea. No se trata de la sinrazón ni de esos trastornos médicos con los que nos protegemos de la locura. Es “lo otro” lo que vemos filtrándose, eso a lo que bien le podríamos llamar “desrazón”, y que no es más que el giro torcido de la razón, su absurda mutación moralista, esa vociferada por una doctora bayamonesa o por los ofendidos que condenan que pasen a personas de escasos recursos apartamentos que nunca podían adquirir.

“Desrazón” es la lógica que banca en el título universitario el emblema de la estimación y en la deuda adquirida, el pasaporte de ciudadanía. Es la lógica al revés que se enorgullece de permanecer en el país, y crítica a los idos; al mismo tiempo que amenaza con irse del país, y justifica a los idos. La “desrazón” es pura pulsión afectiva mal dirigida, pulsión que sólo puede embestir contra los síntomas, entre los cuales ella misma se halla, y jamás contra las causas.

martes, agosto 26, 2014

todo está hecho para perecer, dice harding

Everything is made to perish; the wonder of anything at all is that it hasn't already done so. No, he thought. The wonder of anything is that it was made in the first place. What persists beyond this cataclysm of making and unmaking?
Paul Harding, Tinkers 

lunes, agosto 25, 2014

you will be dead and buried soon enough, escribe harding

Your cold mornings are filled with the heartache about the fact that although we are not at ease in this world, it is all we have, that it is ours but that it is full of strife, so that all we can call our own is strife; but even that is better than nothing at all, isn't it? And as you split frost-laced wood with numbs hands, rejoice that your uncertainty is God's will and His grace toward you and that that is beautiful, and part of a greater certainly, as your own father always said in his sermons and to you at home. And as the ax bites into the wood, be comforted in the fact that the ache in your heart and the confusion in your soul means that you are still alive, still human, and still open to the beauty of the world, even though you have done nothing to deserve it. And when you resent the ache in your heart, remember: You will be dead and buried soon enough.
Paul Harding, Tinkers 

lunes, agosto 18, 2014

Tierras de nadie y de todos, reseña de "In Visible Movement: Nuyorican Poetry from the Sixties to Slam" de Urayoán Noel

Tierras de Nadie y de todos, reseña de In visible Movement: Nuyorican Poetry from the Sixties to Slam de Urayoán Noel.
Hoy en las noticias, Crítica de Libros, Radio Universidad de Puerto Rico (18 de agosto del 2014)

Sergio Gutiérrez Negrón
[Para el audio, ir al fondo de este post]

¿Qué significa pertenecer? Con esa pregunta comienza el nuevo libro del poeta y crítico Urayoán Noel, In Visible Movement, una profunda investigación académica sobre los poetas nuyoricans que va desde los movimientos sociales de los años sesentas a los movimientos mercantiles de los noventas. Contrapunteando entre historia cultural y análisis literario, el libro cuenta la historia de las prácticas culturales y políticas de los poetas nuyoricans; una historia que también es la de los roles cambiantes de la poesía en las pasadas décadas.

La pregunta acerca de la pertenencia y las complejidades de la identidad surgieron casi inevitablemente para los primeros poetas nuyoricans. Estos, hijos de la Gran Migración de puertorriqueños a los Estados Unidos y veteranos de Vietnam, se vieron arrastrados hacia la ebullición política y cultural de la ciudad de Nueva York en los años sesentas, una ciudad que mantenía marginalizadas en la pobreza a decenas de comunidades minoritarias. Poetas como Pedro Pietri, Miguel Algarín, y Miguel Piñero produjeron una poesía tan variada y crítica como lo fue rica desde la ambigüedad de ser tanto ciudadanos americanos como sujetos coloniales. La nuyorican fue y sigue siendo una poesía viva y oral, bancada en el performance y en la esfera pública, hermana de tradiciones vernaculares puertorriqueñas al igual que de movimientos poéticos contraculturales como los Dadaístas y los Beats.

A través de las páginas del libro, el autor nos lleva desde estos inicios barriales y políticos, desde el "Puerto Rican Obituary" de Pedro Pietri, el "Mongo Affair" de Miguel Algarín y el AmeRícan de Tato Laviera, por los callejones del Nuyorican Poet's Café en los setenta, hasta la "Oda al Diasporícan" de Mariposa María Fernández en los noventas, y el "NuyoFuturist Manifestinity" de Edwin Torres, a principios de este siglo XXI.

Si para el autor, la historia literaria rescata de la invisibilidad a un movimiento que fue esencial a la cultura nuyorquina; el análisis literario hace posible comprender el movimiento visible y vital de esta poesía. En las manos de Urayoán Noel, la exégesis poética es una herramienta que hace posible nuevas avenidas para pensar la relación entre la poesía y el mundo. Este gesto doble de historia y análisis lo hallamos implicado en el título mismo del libro, In visible movement, que nos habla tanto de un movimiento invisibilizado como un movimiento hecho en plena visibilidad. Se trata de un juego de palabras que no sorprendería a nadie que ha seguido el trabajo de Urayoán Noel en la pasada década, caracterizado por su compromiso tanto al lenguaje como a la vitalidad de la palabra oral. En este sentido, In visible movement no sólo hace una gran aportación a la historia literaria americana, caribeña, puertorriqueña y diaspórica, sino que también encaja con la producción poética de Noel. De hecho, su último poemario, Los días porosos, bien podría leerse como la contraparte literaria de este, como una exploración paralela tanto de la porosidad del presente días, como de aquellos que se hallan en esas tierras de nadie y de todos que son y han sido las diásporas.

jueves, agosto 14, 2014

homesickness at home, dice foster wallace

I miss everyone. I can remember being young and feeling a thing and identifying it as homesickness, and then thinking well now that’s odd, isn’t it, because I was home, all the time. What on earth are we to make of that?
David Foster Wallace, The Broom of the System

miércoles, agosto 13, 2014

la vida cotidiana, reseña de 'dicen que los dormidos'

Esta reseña, de Melanie Pérez Ortiz, salió publicada en el número de julio/agosto 2014 del periódico mensual Compartir es Vivir

La violencia cotidiana
©Melanie Pérez Ortiz


La novela premiada el año pasado y recientemente publicada por el Instituto de Cultura Puertorriqueña, titulada Dicen que los dormidos y escrita por Sergio Gutiérrez Negrón, trata de la violencia que se nos ha hecho normal por su omnipresencia.

En ella un hombre joven va en un carro a buscar a la novia al trabajo y… la novela no explica, creo. Deben haber confundido su carro con otro. Lo que pasa es que le disparan desde otro carro al joven. Pero la perspectiva no es la de él. Es la de su hermano menor, quien se pone en sus zapatos. La narra en segunda persona gran parte del tiempo. Como para involucrarnos. Ya saben ustedes. No es lo mismo que un narrador diga en tercera persona: “Y miró un poco distraído por las gotas de sudor frío que le bajaban por el cuello la mano con el arma que lo apuntaba de frente” que decir, “Miras distraído por las gotas de sudor frío que te bajan por el cuello la mano con el arma que te apunta de frente”. Esta no es una cita de la novela. Es una oración más o menos relacionada que me invento para explicar que el tiempo presente y el efecto espejo de la segunda persona nos involucran con lo que se cuenta, de modo que mentalmente nos volvemos nosotros también las víctimas de este crimen de violencia, de los que pasan todos los días y que ignoramos porque, esta vez, no nos sucedió a nosotros.

No les voy a contar la novela, pero les advierto que el personaje no muere, sino que queda en coma por varios años. Luego sale del coma y lo que sucede se sale de nuestras expectativas. Ya, hasta ahí les cuento para picarles la curiosidad, sin quitarles la sorpresa.

Como dije el tema es la violencia. Tal vez el coma sea metáfora de lo que la violencia ha hecho con nosotros. El coma se representa desde sueños como una realidad alterna, fantástica, surrealista donde los personajes están expuestos a la guerra contra los elementos y contra otros que nos combaten todo el tiempo. El clima de la novela es el miedo, aunque se asuma la realidad con desgano o con la normalidad del resignado, y lo que permea todo el tiempo es miedo contenido. Dice Zygmunt Bauman en Miedo Líquido que hoy día los desastres de la violencia se tratan como si fueran catástrofes naturales--como si los humanos fueran sólo víctimas y no responsables de ese clima de miedo-- y su consecuencia es que el miedo está en todas partes e interrumpe la posibilidad de que nos comuniquemos. Como en una situación de pánico masivo, donde se ven seres despavoridos e irracionales corriendo al resguardo, cada cual en defensa de lo propio sin fijarse en que su ser multitud atropella a otros que han caído, así se reacciona en clima de miedo. Y no sabemos qué hacer. Cómo llegar al otro. ¿Cómo reestablecer comunicaciones rotas por la violencia? Esta novela es una hermosa nota en una botella. Encerrado en su isla el narrador pide auxilio. Aclaro, eso nunca pasa en la novela. Pero pasa. Ustedes me entienden.

sobre el midwest, escribe foster wallace

Oxford, OH. Por casa. 
As a rule, almost all of them are Midwesterners...This area of the country, what are we to say of this area of the country, Ms. Beadsman?...Both in the middle and on the fringe. The physical heart and the cultural extremity. Corn, a steady waning complex of heavy industry, and sports. What are we to say? We feed and stoke and supply a nation much of which doesn't know we exist. A nation we tend to be decades behind, culturally and intellectually. What are we to say about it?
David Foster Wallace, The Broom of the System 

martes, agosto 12, 2014

brigitte y la contingencia, dixit jelinek

brigitte makes no facts, the facts burst upon her.

elfriede jelinek, women as lovers

tragedias cotidianas, reseña de 'dicen que los dormidos'

Esta reseña, de Carmen Dolores Hernández, salió publicada el domingo 10 de agosto del 2014, en El Nuevo Día. En ella me dieron de arroz y de masa, pero a pesar de ello, me parece bastante acertada. 


lunes, agosto 11, 2014

una explicación extemporánea, ofrece jelinek

we have not described the love between erich and paula because it wasn't there. it was like a hole into which one stumbles, and after which one hobbles away again. nothing is broken, except a human creature in the bloom of her youth.

elfriede jelinek, women as lovers

sábado, agosto 09, 2014

cuentos, vidas y duchas, pregunta foster wallace

JAY: Why is a story more upfront than life?
LENORE: It just seems more honest, somehow.
JAY: Honest meaning closer to the truth?
LENORE: I smell trap.
JAY: I smell breakthrough. The truth is that there's no difference between a life and a story? But a life pretends to be something more? But it really isn't more?
LENORE: I would kill for a shower.

David Foster Wallace, The Broom of the System

viernes, agosto 08, 2014

crónica íntima para bregar con la violencia, una reseña de 'dicen que los dormidos'

 Esta reseña, de Elidio Latorre Lagares, salió publicada en junio del 2014 en OtroLunes: Revista Hispanoamericana de Cultura



Crónica íntima para bregar con la violencia


Escribir la violencia no es escribir sobre la violencia. Es un modo de sobrevivirla. Sobreponerse a ella. De es vivirla. Uno puede tratar de convivir con ella y asumir la amnesia. El olvido y la desmemoria suelen ser mecanismos de defensa ante la violencia urbana, que encarna la monstruosidad de la ciudad erosionada, y así domesticamos el dolor y el miedo. Olvidar es vivir. Mas en Dicen que los dormidos, de Sergio C.  Gutiérrez Negrón, Premio Novela del Instituto de Cultura Puertorriqueña 2013, encontramos un intento de aunar las palabras y recuperar la memoria ante la insuficiencia de las palabras. Más que ser una crónica sobre una problemática en el Puerto Rico moderno,  se trata de una bella historia del sufrimiento, una crónica íntima para lidiar la violencia.
Hay que bregar con eso.
La escritura de Sergio C. Gutiérrez Negrón siempre ha estado más allá de los claroscuros literarios. Es un narrador que narra con la misma sugestión que un poeta hace poesía. Desde su primera novela, Palacio (Libros AC, 2011), nos acostumbra a decir lo que estima necesario, dejándonos el resto en las manos, así, como si nos tocara hacer malabarismos de sentido para completar ese ciclo que se cumple en todo texto. Para que un narrador logre algo así, es fundamental conocer el lenguaje, un proceso que no se enseña, pero que sí se aprende. Así es que Sergio escribe narrativa: bajo las operaciones de la poesía.
Que no se malentienda: Dicen que los dormidos tiene mucho que decir, pero más que crónica de la violencia en Puerto Rico, lo que importa es ese lugar dolido de enunciación del narrador, Luis, desde donde vamos mirando las otras vidas que pueblan este universo narrativo. O sea, lo que sabemos de los demás personajes, viene focalizado por un narrador en primera persona que, de paso, utiliza la instancia gramatical de la segunda persona singular. Las novelas escritas a un «tú» no pueden ser muy extensas si van a ser exitosas, pero más que eso, aquí hay un recipiente del texto que nos antecede. No es un desdoblamiento de sí mismo y tampoco le habla al lector; le habla a un hermano perdido y nosotros, como voyeristas, observamos y escuchamos. Entrar en las trampas de la segunda persona gramatical y salir ileso es, de por sí, un acierto. Como acierto es pronunciarse desde su lugar social de clase media, probablemente la espina dorsal del país. Desde Buenos días, Tío Sergio, de Magali García Ramis, no creo que haya otra mejor novela que hable tan convincentemente de los que vivimos constreñidos entre dos polos sociales.
Un valor superior que guarda esta novela es la de hacer cosas complejas con suma sencillez. Esto, podría decirse, también es de poetas. La premisa narrativa que da pie a la novela es una anáfora en la realidad puertorriqueña: unos maleantes tirotean a una persona por equivocación. La anáfora, de hecho, es esa herramienta primordial utilizada estilísticamente para contarnos Dicen que los dormidos no es. En la filosofía, la anáfora es el proceso desde el inicio del ser hasta su realización. Así que nada de esto es casualidad en una novela que viene formulada como un Bildüngsroman. Pero la materialidad narrativa se solidifica cuando la persona tiroteada es el hermano mayor del protagonista, que se anula en un estado de coma por cuatro años, y en el proceso afecta a toda su familia, particularmente a Luis. Es un sufrimiento colectivo, sí, pero Luis sufre solo. Al final, es lo único verdaderamente suyo.
Quién disparó y porque lo hizo son las interrogantes que imantan la lectura hasta su consecución para dar paso a la sed de venganza, la hermana fea de la justicia. Es la fuerza que restituirá el equilibrio. Es en ese trayecto que va de la pregunta a su respuesta se resalta, irónicamente, el inmovilismo emocional, representado por el coma en que cae la víctima del tiroteo, y contrastado con la preponderancia que en la novela tienen los automóviles, ese símbolo del sentido de movimiento. De hecho, el ataque contra el hermano de Luis es de auto a auto en una avenida infestada por vehículos de motor. No hay manera de escapar. Los personajes quedan presos de su sentido de progreso y estatura social más evidente: el automóvil. En su tarea de llenar los espacios en blanco, tanto Luis como su hermano conocen a uno de los malhechores, Jariel López, quien ha sido apresado. El otro sujeto es Avelino, hasta cuya residencia logra infiltrarse el hermano de Luis y con cuya familia construye nexos comunicativos. Con Jariel en prisión, la estrategia es vengarse de Avelino. Hacia la resolución del conflicto, y ante la frustración de no poder cumplir su cometido, Luis y su hermano deciden destruir al Honda Civic negro que perteneció al victimario y desde donde se inició el atentado. “Matamos a Avelino allí”, dice el narrador luego de destruir el vehículo. En el momento, las palabras son ininteligibles, incapaces, obsoletas: “Me dices algo que no entiendo”, enuncia el narrador. Anteriormente, cuando el hermano de Luis se lanza a conocer a Jariel en prisión, el narrador nos dice: “Descubres que conversando no se arregla nada”.
Conversar. Hablar en verso.
La víctima y Jariel terminan orando juntos con la ilusión de atenuar una paz y encontrar una respuesta a algo que no la tiene. La oración es la invocación de la palabra en su capacidad transformadora. El hermano de Luis busca rehacerse, como un mito, contestarse como un problema filosófico, y las palabras ni siquiera le dan. “Y qué es lo qué me dices me dices me pregunto hoy y me preguntaré toda la vida”, dice el narrador al final.
Y ahí está la novela de Gutiérrez Negrón: tratar de atribuir palabras a una realidad que lo supera, lo abruma, lo excede. El acto fútil de la literatura. Se trata de la “reescritura de un contrato con el universo”, de tratar de dar orden a un desorden, que reescribir lo escrito, que es como el acto escriturario mismo. Ante la amplitud de tal dimensión, el realismo que sostiene los conflictos humanos en la narración necesita fortalecerse de pasajes oníricos de suma belleza, sí, pero gran valor en la caracterización de los personajes. La novela se torna extrañamente densa –no por ello difícil-, lo que hace el recorrido de esta novela corta una experiencia sostenida en el tiempo. Los sueños, que sabemos son ventanas a la interioridad anímica de los personajes, trabajan Dicen los dormidos como pasajes surrealistas en medio de una escritura que es mayormente impresionista.
Tal vez la realidad es el sueño y viceversa. En todo caso, explicarlo es poquedad. Pero hay que bregar con eso.
Sergio Gutiérrez Negrón se debe, sin cargos de conciencia, a muchas tradiciones literarias que cruzan en su texto, donde las reminiscencias de Manuel Abreu Adorno son inevitables. Junto a Eduardo Lalo, Luis Negrón y Janette Becerra, Sergio se coloca en el lado más despierto de la literatura puertorriqueña. En fin, el triunfo de Dicen los dormidos, más que su reflexión sobre la violencia (que también es un personaje) y sus efectos, es fundamentalmente artístico.