domingo, mayo 11, 2014

la impotencia idealista, el pudor realista, y el acto defecatorio, según Sada

Entretenimiento necio de un poco más de media hora: sentadísima en la taza del excusado Cecilia dizque haciéndose sabihonda, o si no seudofilósofa, pues temía todas-tosas que su plan fuera a fallarle.... Para el caso se adelanta que le falló sólo a medias, en virtud de que la tía también a medias falló; plan contra plan: vaguedad, ya que todo empate es vago, pero a davor de esa iguala valga afrontar un deslinde: se retoma el excusado, la posición hacedora: el típico agache a fuerzas de Cecilia batallando, y he aquí entonces el concepto antitético y grosero: HACER DEL BAÑO ES UN TRIUNFO, MÁS QUE UNA NECESIDAD, ¿o a lo mejor es preciso ver tal triunfo—si se puede—un poco más desde abajo?... ¡No!, no es menester retorcerse. ¿Para qué el contorsionismo después de una batalla y sobre todo de un triunfo? Nomás hay que imaginar la posición en agache de Cecilia puje y puje, y con eso es suficiente, aunque.... si Vénulo alguna vez tuviese oportunidad de contemplar a su amada en semejante postura ¿decreceria su delirio?.... Depende.... Quién sabe.... ¡Vaya!.... Pues no acepta el idealismo contundencias de este tipo, y si entra en juego el realismo habrá entonces jaloneo entre lo malo y lo bueno y al cabo habrá de exigir más discreción al respecto y....


Las disculpas son realistas, y el perdón ¿por consiguiente?

de Porque parece mentira la verdad nunca se sabe, Daniel Sada

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