miércoles, diciembre 05, 2018

Esta columna se publicó en El Nuevo Día el 3 de diciembre del 2018.


Los salarios

Un titular en este diario ayer anunciaba “Los empleos con la mejor y la peor paga”. Al ojearlo, en vez de pasar a leer sus contenidos y deprimirme un poco más, casi por instinto saqué un papel y escribí “Diez empleos que en mi mundo pagarían un montón”.
 Inmediatamente lo infantil del título de mi lista, intensificado por mi caligrafía preadolescente, me dio un poco de vergüenza y la rebauticé: “Teoría aplicada sobre salario social y valor de uso”. Sintiéndome filósofo marxista, y, por lo tanto, listo pa’ lo que fuera, me pregunté por mi criterio.
 De entrada, no se me ocurrió nada. Mentira; la verdad es que mi primer impulso fue poner mi empleo en el primer lugar y cerrar el proceso. Sin embargo, ya que había hecho nacer un mundo, tenía la increíble e ineludible responsabilidad de decidir qué valorizar más: aquellos trabajos necesarios para el funcionamiento social (justo en ese momento, un camión de basura se detenía frente a casa a recoger los zafacones), o trabajos superespecializados (por ejemplo, el grupo de personas que diseñaron el camión de la basura; también en el dentista con quien tengo cita en dos horas). Pensé que, tal vez, reconocer esos dos ejes sería suficiente y algún balance podría sacarse de ellos. Si realmente creaba un mundo, era inevitable que tuviera asistentes, así que les pasaría a ellos la resolución de la ecuación. Mi lista, confieso, sería alguna combinación de: maestra, basurero, albañil, ingeniero, doctor, científico, superhéroe, gente que sirve comida a otros, amas de casa, etcétera.
Temí que La Oposición (mi mundo es democrático, obvio) insistiría en que debía dejar que el mercado resolviera el asunto y, como ya no me pareció divertido, decidí concluir el juego, y leer el artículo en cuestión. En el top ten de empleos más remunerados, estaban los legisladores y los altos ejecutivos en el gobierno y el sector privado. Qué badtrip.
 Tengo un amigo que dice que el que hace la ley, hace la trampa.

No hay comentarios.: