domingo, julio 28, 2013

la estética de schiller en un respiro

"The Death of Minnehaha" deWilliam de Leftwich Dodge

De Schiller heredamos una fábula estética, que se pasa por el agua de varias figuras claves en el pensamiento filosófico y artístico que no puedo citar de memoria. Esta semana me he comido una variedad de libros, unos más adobados que otros, todos alrededor de este tema, y no he tomado una nota. Así que aquí un resumen tergiversado, y un poco a la fuerza:  

Lo que hace humanos a los hombres y a las mujeres estriba en la relación balanceada entre la necesidad y la libertad. Para alcanzar este balance se hace urgente una educación libre y humanista que le enseñe al hombre y a la mujer a relacionarse con el mundo. Esta educación tiene que ser una educación estética, o sea, una educación que insista en los sentidos en tanto a que mediante estos, y su capacidad de percibir la belleza (que es libre), el hombre y la mujer se relacionan con el mundo. La educación estética del hombre y la mujer, en tanto individuos, abre la posibilidad de moverse hacia el colectivo, entendiendo por este la humanidad. 


La educación estética entonces hace posible la creación de la obra de arte mediante la imaginación, que es esa capacidad de relacionarse y participar del mundo más allá de la necesidad, que se adquiere mediante la educación estética. La creación de la obra de arte requiere un breve retiro del mundo (y su necesidad) para ser apreciada; apreciación que consecuentemente avanzará la educación del hombre y la mujer. Llamémosle a este retiro del mundo la autonomía estética; que es tanto la capacidad de ver y juzgar la obra separada del mundo, como la capacidad del hombre y la mujer de separarse del mundo para llevar a cabo este juicio estético. Al igual que la educación estética individual del hombre y la mujer da paso hacia la humanidad, la obra de arte tira hacia el colectivo. Este colectivo es la cultura; entendida como pluralidad compuesta de millares de obras singulares.


Entonces, la cultura, que es siempre original, implica las características individuales y singulares de cada hombre y cada mujer y cada obra de arte; características que al moverse al colectivo se transforman en las características de un grupo particular; o sea, las características de una cultura nacional. Lograr efectivamente el desarrollo y el progreso de la cultura nacional, es decir, de la estética, de la articulación entre todos los hombres y todas las mujeres y todas las obras de arte de x espacio abriría las puertas para alcanzar el estado estético; estado estético en tanto a la condición de cada hombre y cada mujer y cada obra de arte, al igual que estado estético en tanto a orden político. Estos dos estados, una vez logrado el proyecto implicado en la estética, son real y solamente un solo estado: ese de la comunidad orgánica. Este raciocinio schilleriano está más que presente en el mundo contemporáneo. A mi parecer, es la potencia que yace detrás de todo pensamiento sobre la cultura, de toda educación liberal y justificación del arte.


En fin, digo, la estética romántica me aburre bastante--tanto como la idea del poeta maldito, o del poeta disque gótico, con sobredosis de Pizarnik y Robi Draco Rosa. 


Todo eso dicho, ¡qué buen nombre era Sturm un Drang: tormenta e ímpetu! Casi sirve para vanguardia caribeña. 

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