viernes, agosto 15, 2008

verano, 21: la indiferencia como navaja

La indiferencia como navaja.
No logro sacármela de la cabeza. La imagen, digo. La navaja, la indiferencia, la navaja. Tal vez es que la situación partera sigue presente. Estoy muy seguro de que es eso. Que cada vez que veo esa cara ahogada en esa mueca pienso lo mismo. Tan indiferente que se pone, me digo, tan fuckin’ indiferente.
La inmadurez como navaja. Esa es la segunda opción. Se me ocurrió al mismo tiempo. En verdad la primera vino acompañada con quince diferentes secuelas, toda una serie de navajas brillosas e igualmente cortantes. Pero esa indiferencia, la navaja primera, nace de la navaja segunda, aunque eso sería decir algo como que la gallina vino primero que el huevo (¿hace eso sentido?).
La indiferencia-navaja como producto de la inmadurez-navaja. La inmadurez-navaja como producto ¿de qué? A eso es lo que quiero llegar. A veces me digo que debo añadir represión-navaja, o complejo-navaja. O tal vez, deseo-navaja. No sé, no sé. Pienso que llego a mi límite ahí. ¿Qué es lo que la afila? ¿Será la indecisión, la insatisfacción, la mera indisposición?
Puñeta no sé, no sé. No puedo añadir idiotez-navaja, aunque comienza con i. Me niego ante un posible instinto-navaja. ¿Ven? ¿Ya hice público lo inútil de este acto? ¿Qué es lo que la afila? ¿Pueden ver lo fuera de mis manos que está la situación? ¿No ven las palmas todas tajadas, todas hechas un guayo de tanto intentar apretarla? Veo un posible me rindo en el horizonte.
Dime tú, ¿qué diablos es lo que te afila?

[escrito agosto 12, 10:17pm]

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