viernes, junio 13, 2008

verano, 11.5: acerca de la brevedad

Esta conversación, o mejor dicho, esta entrada se dio en Facebook, y la paso para acá como un copy-paste de la nota que hice allá:

Ya que es imposible poner una respuesta de larga extensión en Facebook, hago una nota aparte para publicar una conversación (respuestas) que han surgido. Hasta ahora están presentes en la discusión David Capiello (El Copista) y Samuel Medina. Primero, escribí:

Los haikus, poemas cortos, micro-cuentos, el cuento breve. Los libros que padecen de falta de páginas. Dolores de cabezas de dos minutos. Literatura instantánea. Pensamiento profundo en un solo verso. Línea perspicaz, tres palabras. Desarrollo de personaje, un verbo, un nombre, y punch-line. Tanto apretado en tan poco. No hay peor vagancia que la literaria. No hay peor vagancia que la literaria. Anuncio: La literatura corta no es una nueva moda, ni un nuevo movimiento. Es falta de motivación, de ganas, de práctica, de dominio. O, tal vez, un gimmick que envejece demasiado rápido.

A lo que el Copista responde:
Oye Sergio, como te podrás imaginar disiento profundamente de tu ultimo Post. Me quedaría al margen de la ironía que aporta mi entrada a tu Post pero por justicia tengo que reaccionar a favor de trabajos como los de los Noistas, los haikus de Issa y Soguetsu Ni, los Aforimos de Nietzsche, los "Artefactos" de Parra, los “Desconciertos” de Julio Cesar López, el “Archivo de Cuentas” de Jan Martínez, los “Suchis” de Samuel Medina, y obviamente los Casquillos del Copista. Wittgenstein decía en uno de sus aforismos que: “En el arte es difícil decir algo que sea tan bueno como no decir nada”. Espero que esta línea no te parezca demasiado “apretado en tan poco”. De todos modos te dare un “hint”; Arte y Difícil son palabras claves para entender lo que aquí queria decir Wittgenstein. Aun así te pregunto, ¿te parece que la “vagancia literaria” sea difícil? Si la contestación es no, tendría que preguntarte entonces, ¿por qué te parece fácil el “decir casi nada”? En Lascaux toda la historia se redujo a un búfalo sobre la pared de una cueva, y en Picasso la Paz no fue más que una Paloma de un único trazo. Alguna milenaria y oscura pasión lleva todavía a los japoneses a lograr dibujos de un sólo trazo. El minimalismo (haikus, epigramas, aforismos, micro-poesia, micro-cuentos) tiene la edad de la humanidad. Para que entiendas un poco más sobre por qué se intenta “tanto apretado en tan poco”, reproduzco para ti algunas líneas de una conferencia que di en la UPR de Humacao y donde atiendo algunos aspectos sobre el minimalismo. Por ahora tendrás que conformarte con eso. Pero la podrás leer integra en la próxima Revista de Estudios Hispánicos. ........................................................................................
[E]l mejor ejemplo en que "flujo constante", "placer del juego", "lo efímero", "intercambio aclimatador" y "dilución de culturemas" tanto como de la "pretensión de autenticidad", se cristalizan en un producto completamente "Neokitsch y posvanguardista", tanto en forma como en contenido, [...]. De ahí que el Neokitsch, como gesto kitsch, y dentro de la posmodernidad, sea el acto más democratizante. Dirá Moles: […] el Kitsch es esencialmente democrático: es el arte aceptable, lo que no nos choca por una trascendencia exterior a la vida cotidiana, por un esfuerzo que nos supera, sobre todo si nos obliga a superarnos a nosotros mismos. El Kitsch esta hecho a la medida del hombre, y cuando el arte es desmesurado, el Kitsch diluye la originalidad en un grado suficiente como para que todos lo acepten. (Moles. El kitsch, Buenos Aires/Barcelona: Paidós, 1990, pág. 220).
Aparece entonces el concepto de un arte hecho a la medida del hombre y con éste la necesidad de nuevas estrategias de producción y difusión que den como resultado la confección de un producto más competente y efectivo. Esa medida del hombre, "humano, demasiado humano", como lo llamara Nietzsche, se anuncia en el «Es el hombre mínimo» que Sonia Marcus Gaia plantea en el prólogo a la edición especial de la revista El Sótano 00931 vol. V, núm. II. Junto al hombre mínimo también aparecerá el arte pero esta vez en su "Edición Mínima", como lleva por título dicha edición de la revista, dedicada, en su totalidad, a la micropoesía y al microcuento. Ese gusto por la micropoesía (el aforismo y el epigrama) también se hace patente en la publicación de los libros de los sotaneros. Como caso más representativo tenemos el libro La luz necesaria, de Julio Cesar Pol, también dedicado en su totalidad al micropoema. Esto encuentra su explicación y equivalente en el producto más evolucionado que producirá el Neokitsch: "el gadget". Moles lo define de la siguiente manera:
El gadget, término norteamericano que significa artículo ingenioso, a mechanical contrivance or device (del francés gachette) es un objeto pequeño o un accesorio de un objeto grande […]; pertenece a la clase de los diminutivos. […] El gadget, por su ingenio, nos distrae, nos apasiona; representa un juego sutil entre el hombre, su razón y la naturaleza técnica. Lo definiremos de este modo: “objeto artificioso destinado a satisfacer algunas pequeñas funciones específicas de la vida cotidiana”. (Moles. El kitsch, Buenos Aires/Barcelona: Paidós, 1990, págs. 32-33)
Dentro de la sensibilidad kitsch de las vanguardias podríamos señalar como origen y posible traducción del término gadget los conocidos Artefactos de Parra salvo por una simple pero, a la vez, esencial diferencia. Parra en sus Poemas y antipoemas, particularmente en el poema "Advertencia al lector", hacía referencia a la vida cotidiana diciendo que en su poesía «[s]illas y mesas sí que figuran a granel», pero al final del mismo hará una advertencia: «Cuidado, yo no desprestigio nada / O, mejor dicho, yo exalto mi punto de vista / Me vanaglorio de mis limitaciones / Pongo por las nubes mis creaciones». Por el contrario, el prólogo de Edición Mínima, sobre el poeta y su obra dirá que: «Se carnavaliza, intertextualiza, analiza [y] simplifica». Si en su tiempo, como comenta Paul de Man, Mallarme planteaba que «[e]l acto de escribir se escrutó hasta el punto de reflexionar sobre su propio origen, o cuando menos lo bastante hasta preguntarse si hace falta que el acto se dé», El Sótano 00931 ha escrutado la posición del Escritor, con mayúscula, hasta el punto de reflexionar lo bastante como para, al menos, sentarlo en la línea de producción. Si Altazor era poeta y antipoeta, en El Sótano el No-tan-alto-azor es antipoeta y artífice fabricante de artefactos. Barthes decía que «el que dice, por lo que dice, se prohíbe el goce». Entonces una poética se hace necesaria. Para lo cual uno de los gadgets fabricados por John Torres viene como anillo al dedo. El mismo se titula Poética minimalista, y lee: «Decir / casi / nada».
Y yo respondí:
Estoy de acuerdo, en parte. Los aforismos de Nietzsche y los de Parra me gustan. Recién leí a Parra, la semana pasada. No hay duda que hay muchísimas cosas buenas escritas en poquísimo espacio. Sin embargo, no puedo de dejar de pensar igual. El minimalismo me sigue pareciendo, a nivel personal, producto, en muchos casos, de vagancia. Cuando se escribe un buen poema, es fácil sacar una acumulación de tres o cuatro líneas que suenen bien por si solas, aislarlas, y tener un nuevo texto, corto. Cuando se tiene una buena trama es fácil compactarla en cinco o seis líneas.
Y es más fácil bregar con estas tres o cuatro líneas por si solas, como islas, por no tener que trabajar con el continente entero.
Desafortunadamente, mi opinión no puede ser elevada a un nivel teórico por falta de agarres y huecos dónde encajar los pies. Se tendrá que quedar flotando, supongo.

Samuel Medina opinó:
La "vagancia literaria" en P.R. existe y en abundancia, más aún cuando se trata de la poesía. Se publica mucho, demasiado; trabajos que en realidad nunca debieron de haber sido franqueados por la luz. Y ya que mencionas a Wittgenstein, quisiera traer a la mesa su última proposición, la séptima: "Whereof one cannot speak, one must remain silent". Y ahora lo uno a tu comentario sobre lo que se denomina como 'arte' y lo 'difícil'.
Desde mi punto de vista, lo que ocurre en P.R. es que se crea el arte (i.e. literatura, poesía... etc.) sólo por el hecho de crear arte. En la mayoría de los casos carecemos de mentes suficientemente auto-críticas que presenten una propuesta que sea digna de lectura/consumición. O sea, a lo que me refiero es que, se escribe sólo por poder decir que en Puerto Rico existe la poesía (o la literatura), como si estuviésemos tratando de salvaguardar el mito de la creación. Lo triste del asunto es que (la mayoría de los autores, "poetas") no tienen nada qué decir, y por esta misma razón -que no tienen nada qué decir-, reusan admitir su realidad de seres silentes -ahora regresé a little Witt, por sea caso-. En resumen; ya que, (la mayoría) no tenemos nada qué decir, lo que deberíamos de hacer es permanecer en silencio, deberíamos no publicar, no exponer nuestros trabajos como arte/producto.
Ahora, sobre lo difícil, y aplicándolo al haikú (ya que puedo hablar sobre él). He leído colecciones de Haikú de Kerouac, Borges, Issa, Basho, Bennedetti, entre otros... Lo que he podido diseccionar de los cuerpos de trabajo ha sido mayormente una constante: sus trabajos minimalistas se apartan de su otros, "típicos", textos, como si fuesen un respiro/side-story/entremés/filler. Así que, me parece claro que no podemos hablar sobre sus trabajos mínimos como sus más representativos, o mejor dicho, completos. Personalmente, a mí me pareció como un juego, tratar de decir mucho con poco, "Sushi" lo hice (y Juan Luis es testigo de esto), en contra de las colecciones de haikú que repentinamente abarcaron la isla, muchos de ellos, intentos fútiles y fracasados. No es por decir que mis "sushi" son la jodienda, pero me atrevo decir, por más arrogante o aunque me quede como Bukowski: "It's not that I'm the best, but that I'm better than all of the rest". En todo caso, aunque "Sushi" es un trabajo serio, no es 'él' o 'mí' trabajo serio. Lo tomo como una introducción, prólogo a lo que ha de venir. Ya cumplí con el minimalismo, ahora es tiempo de concentrarme en lo importante, el oficio de la escritura -extensa.
Finalmente, decir algo con pocas palabras es difícil, pero más difícil aún es mantener el momentum a lo largo de un poema de 30-40 versos. Es difícil escribir un buen micro-cuento, pero siempre será mucho más difícil mantener al lector atento e interesado en un cuento de unas buenas 20-30 páginas. El asunto es simple realmente: nuestro medio es el de la información, entre más escribimos, más divulgamos. La pregunta importante es ¿cuánto? e infinitamente mucho más quintoesencial, ¿cómo?

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