1.
Si mi intención fue escribir todos los días del verano, he fracasado tremendamente. Andaba sin acceso al Internet desde el lunes en la mañana, que llegué a Río Piedras y no pude ir a la biblioteca a conectarme. Pero tal vez valió la pena. Tal vez me dio un tiempito para alejarme del teclado. Tampoco edité ni una palabra de la novela, aunque si repensé el capítulo en el que estoy ahora. Estuve encerrado en mi baticueva citadina, leyendo el libro de Rafael Acevedo de poquito a poquito. No sé si es que no me quiero exceder, o si es que la poesía no me inyecta tanto como la narrativa. Había comenzado el Entierro de Cortijo, pero también espera en la mesa del carnicero por mi mirada-cuchillo.
2.
Hace algunas semanas, en una entrevista, el escritor español—creo que es español, no sé—Carlos Ruiz Zafón dijo que el 99% de la mejor narrativa que se hace hoy, de la literatura de calidad, de la gente profesional sin pretensiones ni pedantería ni pose, de la que de verdad sabe construir personajes e historias, o sea, de los que de verdad saben escribir, está en la televisión o en el cine, pero sobre todo en la primera. Gente con ambición, oficio y talento ya prácticamente no está trabajando en literatura. Ésta se ha convertido en un gueto de mediocridad, de aburrimiento, de pretensión y de pose. Cuando lo leí, originalmente, pensé que este tipo era un pendejo. Otro escritor de bestsellers con gimmick de hater y rebelde—para mi todos terminan siendo clones llenos de parásitos de los beatniks o de Bukowski. Pero luego de un rato de cavilaciones y reflexiones, podría decir que es cierto. Quizás no se trata de un 99% de la mejor narrativa, quizás un 55%, está en la televisión, en el cine, o en las—ahora llamadas—novelas gráficas. Inclusive, añadiría a esta lista a los escritores de videojuegos. Pensando rápido entre las mejores historias que he leído—visto—puedo mencionar la serie de videojuegos Metal Gear, las novelas gráficas The Sandman, Fell, series como Carnivale y Battlestar Galactica. La lista podría continuar. Battlestar, aunque la gente podría descalificarla por que se trata de una serie de ciencia ficción, es maravillosa. He estado inmersa en ella—gracias a Samuel—desde hace casi dos semanas. Las conversaciones, la trama, los personajes…es increíble. Y aquí pongo un pedacito de una de las muchas conversaciones que me volaron la cabeza:
"I'm so proud of you, Gaius"
"Why? Because i've taken a life?"
"It makes you human."
"Is it not conscious thought, poetry, or art, music, literature? Murder. Murder is my heritage. Is that the lesson I have to pass on to my child?"
3.
Está lloviendo.
Ayer en la tarde fui a noches de Galería con mi novia, su hermana y una amiga. Anduvimos por el Viejo San Juan, comimos en Café Puerto Rico, nos sentamos en alguna barra. Aún me sorprendo de cómo se llenan esos eventos. A las nueve y pico, cuando buscábamos el carro—huíamos temprano—ya se había revuelto el hormiguero, y las personas-insectos se apiñonaban en las estrechas calles coloniales como si se tratase de una rifa de oro en las que las probabilidades de ganar son cincuenta/cincuenta. Entre la muchedumbre—o tal vez, la mayor parte de la muchedumbre—vi una sarta de menores de edad que me sorprendió. Mientras más nenas se veían, más era el porcentaje de nalga que quedaba al aire y el que me veía obligado a vislumbrar. Más altas eran las tacas, más grueso era el pastel de maquillajes con el que se pintaban de mujeres crecidas, experimentadas y listas para la caza, con zeta. Vi un vagabundo durmiendo en cartón, y a su lado un perro de lo más guapo caminando. El bum, me dijeron, no hablaba nada de español; y el perro aullaba por razón anónima.
Una vez en el auto, de camino a Río Piedras, descubrimos que las vías que entraban al Viejo San Juan estaban completamente detenidas por un malestar de automóviles envenenados por los altos precios de gasolina y por la euforia que causa la posibilidad del jangueo intenso, la posibilidad de engatusarse en algún vaso de alcohol sobrevendido y caer arrodillado en los adoquines demostrando así el total dominio de los años de juventud y lo que estos significan.
Si mi intención fue escribir todos los días del verano, he fracasado tremendamente. Andaba sin acceso al Internet desde el lunes en la mañana, que llegué a Río Piedras y no pude ir a la biblioteca a conectarme. Pero tal vez valió la pena. Tal vez me dio un tiempito para alejarme del teclado. Tampoco edité ni una palabra de la novela, aunque si repensé el capítulo en el que estoy ahora. Estuve encerrado en mi baticueva citadina, leyendo el libro de Rafael Acevedo de poquito a poquito. No sé si es que no me quiero exceder, o si es que la poesía no me inyecta tanto como la narrativa. Había comenzado el Entierro de Cortijo, pero también espera en la mesa del carnicero por mi mirada-cuchillo.
2.
Hace algunas semanas, en una entrevista, el escritor español—creo que es español, no sé—Carlos Ruiz Zafón dijo que el 99% de la mejor narrativa que se hace hoy, de la literatura de calidad, de la gente profesional sin pretensiones ni pedantería ni pose, de la que de verdad sabe construir personajes e historias, o sea, de los que de verdad saben escribir, está en la televisión o en el cine, pero sobre todo en la primera. Gente con ambición, oficio y talento ya prácticamente no está trabajando en literatura. Ésta se ha convertido en un gueto de mediocridad, de aburrimiento, de pretensión y de pose. Cuando lo leí, originalmente, pensé que este tipo era un pendejo. Otro escritor de bestsellers con gimmick de hater y rebelde—para mi todos terminan siendo clones llenos de parásitos de los beatniks o de Bukowski. Pero luego de un rato de cavilaciones y reflexiones, podría decir que es cierto. Quizás no se trata de un 99% de la mejor narrativa, quizás un 55%, está en la televisión, en el cine, o en las—ahora llamadas—novelas gráficas. Inclusive, añadiría a esta lista a los escritores de videojuegos. Pensando rápido entre las mejores historias que he leído—visto—puedo mencionar la serie de videojuegos Metal Gear, las novelas gráficas The Sandman, Fell, series como Carnivale y Battlestar Galactica. La lista podría continuar. Battlestar, aunque la gente podría descalificarla por que se trata de una serie de ciencia ficción, es maravillosa. He estado inmersa en ella—gracias a Samuel—desde hace casi dos semanas. Las conversaciones, la trama, los personajes…es increíble. Y aquí pongo un pedacito de una de las muchas conversaciones que me volaron la cabeza:
"I'm so proud of you, Gaius"
"Why? Because i've taken a life?"
"It makes you human."
"Is it not conscious thought, poetry, or art, music, literature? Murder. Murder is my heritage. Is that the lesson I have to pass on to my child?"
3.
Está lloviendo.
Una vez en el auto, de camino a Río Piedras, descubrimos que las vías que entraban al Viejo San Juan estaban completamente detenidas por un malestar de automóviles envenenados por los altos precios de gasolina y por la euforia que causa la posibilidad del jangueo intenso, la posibilidad de engatusarse en algún vaso de alcohol sobrevendido y caer arrodillado en los adoquines demostrando así el total dominio de los años de juventud y lo que estos significan.
3 comentarios:
Pa’ lante hermano, pa’ lante
Aprovecho para ver si es posible que me ayudes con mi coleccion de Chapas de Coca Cola...
Cuidate mucho hermano!!!
Lo peor de todo es que Zafón se considera modelo de literatura de calidad. Para echarse a potar.
Publicar un comentario